"La gente tiene miedo": cómo es la vida en Misisipi, el lugar más difícil para ser latino en Estados Unidos
No hay un lugar más difícil en Estados Unidos para ser un inmigrante latino que el estado de Misisipi.
Es, de lejos, la región más pobre del país.
Tiene además una historia centenaria de violencia racial que empezó con la esclavitud y la guerra civil y siguió con el Ku Klux Klan. Hoy, junto con el estado de Montana, Misisipi encabeza las estadísticas de grupos racistas per cápita.
Y sin embargo, los inmigrantes siguen llegando hasta este rincón rural, atrasado y hermoso del Sur profundo estadounidense, buscando su sueño americano en el lugar más inverosímil posible para encontrarlo.
Han peleado contra la pobreza y el prejuicio ancestral de su hogar adoptivo. Y están empezando a salir adelante.
Pero muchos temen que por cuenta de Donald Trump amanezcan el 9 de noviembre, el día después de las elecciones presidenciales, en la boca del lobo: rodeados de un mar de intolerancia creciente atizada por el discurso incendiario del candidato presidencial republicano.
A balazos
Entre 2000 y 2010 el número de hispanos en Misisipi se duplicó y de acuerdo a cifras oficiales, se acerca a los 80.000, aproximadamente un 3% de la población del estado.
Activistas pro inmigrantes aseguran que la cifra real es más del doble de eso.
Para hablar con algunos de ellos, salgo una mañana de sábado de mi hotel ubicado en el condado de Rankin, una localidad de Misisipi en donde operan no una sino dos ramas distintas del Ku Klux Klan, según informa el Southern Poverty Law Center, una organización que rastrea la actividad de los grupos racistas en el país.
Camino a mi cita escucho en la radio que en otro rincón de Misisipi amaneció perforado, con 30 balazos, un monumento conmemorativo a la lucha por los derechos civiles de los negros en los años 60.
La política en Misisipi no es para los tímidos.
"Nos necesitan"
Poco después llego a un parque donde una comunidad de inmigrantes mexicanos está llevando a cabo un festival para recolectar fondos para su iglesia.
En el estado que es la cuna del blues, sorprende un poco escuchar la cumbia a todo volumen con la que bailan docenas de parejas de inmigrantes mexicanos. Otros juegan fútbol.
Prácticamente todos trabajan en la construcción, en la agricultura y en fábricas que descuartizan y empacan pollos para ser vendidos en el resto del país.
Empleos mal pagos, peligrosos, que otros evitan.
"Hay una demanda por el trabajo que hacemos. De alguna manera dicen que no nos quieren, pero nos necesitan", le dice a BBC Mundo Joel Montoya, trabajador de la construcción y líder comunal.
Trump es tema recurrente en sus conversaciones.
"Están diciendo que si gana, van a echar a todos los mexicanos para afuera", comenta Rosalinda Montoya, desde su puesto de venta de pozole.
La hermana Lourdes González, religiosa mexicana, lleva siete años trabajando con esas comunidades y comparte su preocupación.
"La gente tiene miedo. Si gana Trump, tendré que rezar por ellos", le dice a BBC Mundo, medio en serio, medio en broma.
Alianza con los negros
Otros están tomando una aproximación más política al problema.
Bill Chandler es un activista sindical al frente de la Alianza para los Derechos de los Inmigrantes de Misisipi (MIRA, por sus siglos en inglés) que lleva años ayudando a organizar a las minorías étnicas en este estado sureño.
Muchos de los latinos ahí están lejos de obtener la ciudadanía o el derecho al voto.
MIRA se enfoca también en tareas más básicas.Por ejemplo, en lograr que el censo los cuente adecuadamente, para garantizar la provisión de servicios sociales, o enseñarles sobre sus derechos ciudadanos básicos.
Su esperanza al futuro la tiene puesta en el cambio demográfico. Misisipi tiene el mayor porcentaje de población negra en Estados Unidos, con casi 37% del total de la población del estado.
Y la población hispana no para de crecer.
MIRA ha ayudado a sumar esfuerzos entre negros y latinos, con la esperanza de pelear unidos por los derechos de las minorías.
"Aquí en Misisipi somos el único estado del Sur que ha conseguido detener 282 proyectos de ley anti-inmigrante", le dice a BBC Mundo.
"El peor estado"
Melinda Medina es otra activista con MIRA.
"Misisipi es el peor estado para los indocumentados. Aquí fue donde ocurrió la guerra civil. La bandera oficial del estado todavía lleva el símbolo de losconfederados. Sabes que ese odio está en el ambiente", le dice a BBC Mundo.
"Hace poco en Bay St Louis, cerca de acá, el Ku Klux Klan estaba repartiendo panfletos de reclutamiento. Eso tiene que estar en la mente de los hispanos", agrega.
"La gente está cansada"
El Klan, que hasta mediados del siglo 20 se paseó rampante por el sur de Estados Unidos, es hoy un grupo minoritario. Su ideología extrema de odio racial no es compartida ampliamente en la población.
Pero una porción significativa de la población de Misisipi sí está en contra de la presencia de indocumentados.
Una encuesta realizada por la cadena CNN durante las elecciones primarias de este año entre votantes republicanos de 40 estados reveló que Misisipi era el único estado donde la mayoría de los encuestados, el 51%, efectivamente quiere que deporten a los indocumentados en vez de ofrecerles un mecanismo de residencia legal.
Echar a los indocumentados es, por supuesto, lo que viene proponiendo Donald Trump, un candidato que todos esperan que gane en este estado.
Spencer Ritchie, director ejecutivo del partido republicano en el estado de Misisipi, le dice a BBC Mundo que eso no refleja una posición racista.
"La gente aquí ciertamente no está de acuerdo con ningún comentario ofensivo acerca de las minorías. Pero lo que Trump está haciendo es tomar el asunto seriamente. La gente de Misisipi y en el Sur del país en general, está cansada de oír soluciones que nunca resultan en nada. Creo que ellos ven a Trump como alguien que hará algo acerca de la frontera".
"Compran BMW"
Tampoco todos los latinos ven tan compleja o difícil su posición en Misissipi.
"Depende de la perspectiva con que lo mires. En Ciudad de México también hay mucho racismo", le asegura a BBC Mundo René Melo, mexicano quien vive en Misisipi desde 1999 y asegura que su experiencia en el Sur de Estados Unidos ha sido positiva.
Un taxista le dice a la BBC que en el hospital universitario de la capital del estado, Jackson, ha visto llegar médicos y otros profesionales latinoamericanos, encantados con esta región del país, especialmente por el bajo costo de vida que les permite darse lujos no disponibles en otras partes. "Lo primero que hacen al mudarse aquí es comprarse un auto BMW".
Pero otros están llegando a su límite.
Marisa Marmasi, quien trabaja como enfermera, asegura haber experimentado personalmente la discriminación.
"Quiero moverme a otro estado. Si por mi fuera, me iba de aquí. Misisipi es muy racista", asegura.
"No importa quien gane"
La irrupción en la política de Donald Trump, gane o pierda en las elecciones del 8 de noviembre, les ha complicado la vida a los latinos de esta región, haciendo más explícito el prejuicio con el que se enfrentan a diario.
La opinión general que se escucha entre ellos es la voluntad de resistir.
"Esta es nuestra casa también", es una frase que oigo una y otra vez.
"A veces la vida es tan frustrante aquí que me quiero ir. Pero me quedo. Por que si no peleamos por el cambio, ¿quién lo va a hacer por nosotros?", le dice a BBC Mundo Melinda Medina, la trabajadora comunitaria de MIRA.
Ella cree que las cosas van a cambiar en Misisipi después del 8 de noviembre. Pero no necesariamente para bien.
"Con esta elección, el odio que estaba enterrado en mucha gente está empezando a manifestarse. No importa quién gane la elección presidencial. Han estado revolviendo la olla demasiado. Esto eventualmente va a estallar".
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