Entre los musulmanes también hay adoradores de Satanás, los Yezidis son una secta musulmana que lo hacen
La secta de los Yezidis
Un grupo religioso que no acepta el amor fuera de sus filas
Ya sabemos que las sectas existen por doquier y en tanta variedad, que podrían catalogarse desde las ultra conservadoras hasta las excesivamente innovadoras. Lo cierto es que entre ambos extremos hay una infinidad de grupos, algunos de los cuales tienen diferencias sutiles con las religiones de las que nacieron, y otros, rasgos totalmente diferentes.
Dentro de la peligrosidad que todas representan, hay algunas que no son violentas, pero otras alcanzan los mismos límites que el crimen. Todos tenemos una vaga idea de los alcances de la mayoría de las sectas, pero cuando conocemos la de los Yezidis, todos los esquemas que se esbozan en nuestras mentes quedan relegados, pues sus ideas son realmente extravagantes y potencialmente criminales.
Como dice André Wautier en su Diccionario de los Gnósticos, están presentes sobre todo en el Kurdistán. Su nombre viene del califa Umayyad Yazid I, quien a la vez se apoyaba en las enseñanzas místicas de Adi Moussafir. Esta secta practica una religión que es una combinación sincrética de Zoroastrismo, Maniqueísmo, Judaísmo, Cristianismo Nestoriano antiguas supersticiones kurdas y elementos islámicos. Ellos creen que fueron creados separadamente del resto de la humanidad y que no descienden de Adán y Eva.
Una sociedad muy jerarquizada
En el Iraq actual parece que hay unos 500.000 miembros y su sociedad esta muy bien jerarquizada, teniendo un jefe Sheik como cabeza religiosa suprema y un Emir o príncipe como la cabeza secular. Practican una segregación estricta para no contaminarse con los genes de sus pueblos vecinos. Realizan una peregrinación anual al templo de Lalish, a unos sesenta kilómetros al norte de Mosul, donde se encuentra la tumba de Moussafirque fue un piadoso musulmán del siglo XII.
Hasta lo anotado anteriormente, todo parece normal, pero lo extravagante proviene del hecho de que ellos consideran que nada se puede temer del todopoderoso Allah, pues este es la bondad y la misericordia misma. Sin embargo consideran que es conveniente ganarse el afecto de Satán y de Iblis, el príncipe de los “djenoun”, o sea, según la teología musulmana, unos genios o ángeles buenos que habitaron la tierra antes de la creación de Adán (véase en el Corán, la sura 72, que se dedica enteramente a ellos). Los yezidis rinden culto a Satán y veneran a Iblis, al que representan como un pavo real. Debido a esto, Antón LaVey en su libro titulado "La biblia satánica", los llama adoradores del Diablo.
En lo que respecta a Satán, ellos creen que este se rebeló contra Dios, aunque lo adoraba en exceso, porque se sintió molesto cuando aquel le ordenó que se postrara ante Adán (véase la Sura 2, La Creación y Caída de Adán). Aseguran que en nuestros tiempos Satán ha sido perdonado por Allah y que ahora sirve de intermediario entre los hombres y Dios, a quien transmite sus plegarias. Agreguemos que creen en la metempsicosis (transmigración de las almas después de la muerte) y que aceptan el adulterio femenino siempre y cuando sea aprobado por el marido.
Cinco grados de iniciación
Tienen cinco grados de iniciación, y entre los primeros cuatro es común prestar sus esposas a los Jeques o Soberanos. La cantidad de esposas puede llegar a cinco, aunque la mujer puede divorciarse simplemente con irse a la casa de sus padres, de donde, después de cierto tiempo, puede hacer el contrato para un nuevo matrimonio. Siendo un pueblo analfabeto, sus costumbres se han transmitido de forma oral. Su fiesta principal es el 10 de agosto, y la festejan peregrinando a la ciudad de Ba’adri donde se supone que se encuentra la tumba de su santo Adi Mussafir quien murió en el año 1155 de nuestra era.
Como todos los grupos religiosos, creen que ellos serán los únicos que se salvarán en la denominada gran tribulación, pues piensan que Satán será restaurado a su puesto original al lado de Allah desde donde protegerá a todos aquellos que lo adoraron.
Crímenes por tradición
Viviendo en una zona cuyos alrededores profesan el Islam, es fácil comprender el odio que subsiste aquí. Pero la peligrosidad de esta secta no viene de esta circunstancia, sino del hecho de creerse puros. Esto hace que sea inimaginable para ellos la unión marital con otros grupos. Un ejemplo de la barbarie que esto puede ocasionar, ocurrió en la comunidad de Bashiqa donde una joven de 17 años llamada Du’a Khalil Aswad, fue lapidada debido a que días antes se había escapado con un joven musulmán de quien se había enamorado.
Lo más lamentable del suceso es que fue su propia familia quien la engañó y la convenció de regresar. ¿Cómo podía ella imaginar, que aquellas personas que tanto amaba, eran capaces de inflingirle tanto daño? Es necesario que el mundo no permita que el asesinato de Du’a Khalil sea olvidado, quizás así logremos que no se repitan hechos similares.
Tomado de suite101.net