A partir de esta entrada empezaré un estudio del libro de Apocalipsis versículo por versículo, confío que será de gran bendición para ustedes.
Introducción
Apocalipsis
1:1-3
1 La
revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las
cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a
su siervo Juan,
2 que ha
dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de
todas las cosas que ha visto.
3 Bienaventurado el que lee, y los
que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas;
porque el tiempo está cerca.
El
libro de Apocalipsis empieza mostrando el sentido de las cosas que van
describirse, quien a la revelación de quien la recibió cual es el propósito
cual es el medio y a quien se la dio.
La
palabra Apocalipsis es un término
griego (Apokalupsis) que significa revelar, develar o manifestar.
Esta
es una de las tres palabras que se utilizan para la Segunda Venida de Jesús.
1 Corintios 1:7
7 de tal
manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro
Señor Jesucristo.
2 Tesalonicenses 1:7
7 y a
vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste
el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder.
1 Pedro 1: 7, 13
7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el
oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza,
gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
13 Por
tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por
completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.
Las
otras dos palabras que se usan son epifanía (1 Timoteo 6:14) y parousia (2 Tesalonicenses 2:1).
Esta
revelación viene de Jesucristo, de parte de Dios, con el propósito de
manifestar a los creyentes las cosas que estaban por ocurrir pronto.
La
importancia de este mensaje es su inminencia, el creyente debe estar siempre
preparado; Pablo mismo pensaba que las cosas sucederían mientras él estuviese
vivo:
1 Tesalonicenses 4:16-17
16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con
trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
primero.
17 Luego
nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor.
Como
creyentes siempre debemos estar preparados para ese día.
Cuando
recién me convertí veía por todos lados unos afiches con el rostro de
Jesucristo que decían: “Cristo viene
pronto, prepárate”, han pasado ya más de tres décadas y la urgencia sigue
vigente, la venida de Jesucristo está más cerca hoy que ayer.
Luego
dice que Jesús envió a un ángel, para dar su mensaje al apóstol Juan.
¿Cómo
sabemos que el destinatario fue el apóstol Juan?
Hay
eruditos que piensan que el autor fue algún otro Juan, debido a que el griego
que se usa es un poco diferente al de sus epístolas y su evangelio, pero veamos
que pensaban las personas que estuvieron más cerca de Juan:
Justino Mártir
vivió en Efeso alrededor del año 135 DC. Algunos años después atribuyó el
Apocalipsis “ha cierto hombre. . . que se
llamaba Juan, uno de los apóstoles de Cristo”.
Ireneo,
dirigente de la iglesia en Francia (Galia) cerca del fin del siglo II, vivió
durante su infancia en la provincia romana de Asia y conoció a Policarpo,
anciano entonces, y que en su juventud había sido amigo del apóstol Juan. Como
Justino, Ireneo se refería al autor el Apocalipsis como Juan, “el discípulo del Señor". Declaró
que San Juan vio "la visión apocalíptica"
"no hace mucho tiempo, casi en nuestros días, hacia el fin del reino de
Domiciano".
Clemente,
que dirigía una escuela cristiana en Alejandría, Egipto, más o menos cuando
Ireneo trabajaba en Francia, también afirma que fue "el apóstol Juan" quien estuvo en Patmos. Añade que
después de la muerte del emperador, San Juan regresó a Éfeso y viajó muchísimo
para ordenar ministros y organizar nuevas congregaciones.
Hipólito,
un erudito dirigente de la iglesia que vivió cerca de Roma en la primera mitad del
siglo III, también enseñó que el Apocalipsis fue escrito por "el bienaventurado San Juan, apóstol y
discípulo del Señor".
No
deberíamos tener dudas de que fue el apóstol Juan quien fue el autor del
Apocalipsis.
Esta
revelación, o apocalipsis es para los hijos de Dios, no como un motivo de susto
o temor sino como una esperanza para todo aquel que ha creído en Jesucristo.
El
verso 3 es una promesa para todo el que lee y guarda las cosas que están en
este libro: “Bienaventurado el que lee, y
los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella
escritas; porque el tiempo está cerca.”
Entonces
leamos, atendamos y guardemos las cosas de este libro porque la venida de Jesús
está cerca.
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