Saludos Iniciales
Apocalipsis 1:4-8
4 Juan, a las siete iglesias
que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de
venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono;
5 y de Jesucristo el testigo
fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.
Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,
6 y nos hizo reyes y sacerdotes
para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos.
Amén.
7 He aquí que viene con las
nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la
tierra harán lamentación por él. Sí, amén.
8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y
fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
Aquí Juan nos
dice a quien está dirigiendo esta carta, lo cual es importante porque como
veremos en los Capítulos 2 y 3 estas 7 iglesias representan el estado de la
iglesia durante toda la historia.
Como
veremos más adelante, los mismos problemas se han visto en todas las iglesias
locales desde el día de Pentecostés.
Estas 7
iglesias de Asia a las que se les escribió se encuentran en lo que actualmente
es hoy Turquía.
¿Quiénes
son los siete espíritus que están delante del trono de Dios?
Evidentemente
son un tipo del Espíritu Santo.
Veamos el
pasaje paralelo en Zacarías.
Zacarías 4:1-10
1 Volvió el ángel que hablaba
conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño.
2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y
respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito
encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las
lámparas que están encima de él;
3 Y junto a él dos olivos, el
uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda.
4 Proseguí y hablé, diciendo a
aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío?
5 Y el ángel que hablaba
conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío.
6 Entonces respondió y me habló
diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con
fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
7 ¿Quién eres tú, oh gran
monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera
piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella.
8 Vino palabra de Jehová a mí,
diciendo:
9 Las manos de Zorobabel
echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que
Jehová de los ejércitos me envió a vosotros.
10 Porque los que menospreciaron el día de
las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos
siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.
En los
versos 6 y 10 vemos que estos siete ojos (o espíritus) de Jehová son uno solo,
el Espíritu Santo.
Más
adelante en Apocalipsis vemos la misma referencia:
Apocalipsis 5:6
6 Y miré, y vi que en medio del trono y de
los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un
Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son
los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
Apocalipsis 4:5
5 Y del trono salían relámpagos y truenos y
voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los
siete espíritus de Dios.
En el
versículo 5 podemos ver tres características
de Jesucristo: “…el testigo fiel,
el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.”
Es el
testigo fiel en el sentido que sus palabras son totalmente dignas de confianza.
Es el
primogénito de los muertos en el sentido que con su resurrección fue el primero
entre muchos hermanos ya que proveyó nueva vida a todos los que creen en él.
Es el soberano
de los reyes de la tierra en el sentido de que mientras que los reyes
terrenales solo tienen un poder temporal, Jesús por Su resurrección tiene la
gloria y domino eterno.
El verso 5
continúa: “Al que nos amó, y nos lavó de
nuestros pecados con su sangre.”
Jesús
entregó su vida por amor a nosotros, como dijo en Juan 15:13: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno
ponga su vida por sus amigos.”
Juan 10:17-18
17 Por eso me ama el Padre,
porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
18 Nadie me la quita, sino que yo de mí
mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.
Este mandamiento recibí de mi Padre.
Jesús de
voluntad propia dio su vida por nosotros.
Efesios 5:2
2 Y andad en amor, como también Cristo nos
amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor
fragante.
Gálatas 2:20
20 Con Cristo estoy juntamente crucificado,
y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo
vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Jesús no
solo nos amó sino que entregó su vida por nosotros en esa cruz.
Y no solo
murió por nosotros sino que nos lavó de nuestros pecados al derramar su sangre
en la cruz.
1 Pedro 1:18-19
18 sabiendo que fuisteis
rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros
padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
19 sino con la sangre preciosa de Cristo,
como de un cordero sin mancha y sin contaminación.
La sangre
en la cruz proclama que hemos sido redimidos y que somos libres porque nuestros
pecados ya han sido lavados.
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