Mensajes antisemitas reavivan temores en Ucrania
Un día Asya Kreimer entró en Facebook y vio un panfleto que pedía a los judíos que se registrasen, pagasen un impuesto o se marcharsen.
Eso le causó risa a la mujer de 66 años.
"Me pareció ridículo", dice, mientras corta una rebanada de pollo kosher para la cena de Pésaj -Pascua- en su casa de Donetsk. "Nunca hemos tenido problemas acá. Mis amigos ucranianos y rusos me respetan por ser judía. Entonces, ver ese trozo de papel fue al mismo tiempo risible y repugnante".
Se ha dicho que los panfletos -que hace unos días fueron distribuidos por hombres con los rostros cubiertos con pasamontañas en las afueras de una sinagoga en Donetsk- forman parte de una broma.
Los líderes de la República Popular de Donetsk, un grupo separatista prorruso, negaron estar detrás del panfleto al que calificaron de ser una "provocación" y un intento del gobierno en Kiev por desacreditarlos.
Amenazas a población judía
Pero, independientemente de quién los haya escrito, para algunos de los 15.000 judíos en Donetsk, la sola existencia de tales panfletos es razón suficiente para preocuparse.
"Es otra demostración de las cosas horribles que están emergiendo aquí", dice Kreimer. "No creo que los judíos se encuentren ante un peligro inmediato, aunque todo forma parte de un plan para empujar a la gente hacia una confrontación".
El antisemitismo es parte de la historia familiar de Kreimer: cinco de sus tías fueron enterradas vivas tras la invasión alemana en 1941.
En los años siguientes, buena parte de su familia fue exterminada.
Pero la mayor parte de la vida de Kreimer ha sido en paz. Desde el colapso de la Unión Soviética, ha rechazado varias oportunidades para emigrar. Pero hace unas semanas, comenzó a estudiar alemán.
"Estoy pensando en irme a Alemania. Es la primera vez en mi vida que pienso en marcharme", dice. "Le temo a Rusia, no a la gente sino al gobierno. Creo que Occidente está subestimando el peligro que representa (el presidente ruso, Vladimir) Putin".
"Se siente como si alguien estuviera tratando de arrastrarnos hacia un juego político entre Rusia y Ucrania", dice el rabino principal de la región de Donbass, Pinkhas Vyshedsky.
El rabino le ha pedido a las fuerzas de seguridad de Ucrania que brinden protección especial a su comunidad, pero hasta ahora no han recibido ninguna.
Tártaros intimidados
Los panfletos son parte del patrón emergente de una campaña de amenazas e intimidación contra varios grupos minoritarios en la región.
Durante la anexión rusa de Crimea, los tártaros, que son etnias autóctonas de la Península del Mar Negro, se vieron ante una situación similar. En la década de 1940, Stalin deportó de Crimea a Asia Central a la totalidad de la población tártara musulmana.
En los años 80, muchos de ellos regresaron a Crimea, pero el mes pasado, mientras las tropas rusas ocupaban bases militares en toda la región, en distintos vecindarios con poblaciones de distintas etnias se han visto grupos de cabezas rapadas con bates de béisbol caminando con listas de tártaros de Crimea, marcando sus casas con cruces.
"Eso es exactamente lo que hizo la policía de Stalin días antes de montarnos en trenes y deportarnos hacia Asia Central", dice Rustam Kadyrov, un tártaro crimeo residente en la población de Bakhchysarai, cuya casa estaba entre las marcadas.
"No sé quién está haciendo esto, pero están tratando de intimidarnos", afirma.
Temor a los rusos
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha acusado al gobierno en Kiev de violar los derechos de la población rusoparlante en Ucrania. Moscú dice que los nacionalistas ucranianos -y particularmente el poderoso grupo Pravy Sektor, (Sector Derecho)- son fascistas.
Desde el colapso de la Unión Soviética, la aprobación de leyes que garanticen el lenguaje y otros derechos de los grupos minoritarios en Ucrania ha fracasado de forma reiterada.
Y muchos representantes de las comunidades judía y tártara de Crimea creen que una Ucrania más cercana a Europa les daría una mayor sensación de seguridad que Rusia.
"Le temo a Rusia", dice Asya Kreimer quien, como la mayoría de los judíos en Donetsk, es rusoparlante.
"Sentimos que es como el fin de la vida como la conocíamos", dice Kreimer. "Los panfletos son solo una pequeña parte: lo que importa es que Rusia está atizando los problemas. Ellos (los rusos) han inventado un nuevo tipo de genocidio, una nueva forma de guerra".
"Desde afuera puede parecer que todo está bien porque afortunadamente no ha habido muchas muertes o mucha violencia. Pero Rusia está matando nuestro Estado, nuestra nación".
A medida que la disputa entre Rusia y Ucrania se profundiza, también lo hace el peligroso vacío de poder que ha creado. Y como cualquier conflicto, ya ha empezado a despertar tensiones étnicas y religiosas que han estado dormidas por largo tiempo.
Por ello, a los grupos minoritarios de la región les da miedo terminar siendo las mayores víctimas de un conflicto entre dos naciones eslavas y de religión ortodoxa.
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