El terrorismo golpea a El Cairo en la víspera del aniversario de la revolución
Tres años después de la caída del régimen Mubarak, Egipto amanece con ataques suicidas en la capital
EFE
Este es el socavón que ha causado la explosión frente a la sede policial
(abc.es). Una cadena de atentados contra las fuerzas policiales ha sacudido esta mañana la capital egipcia, que se prepara, entre grandes medidas de seguridad, para la celebración mañana del tercer aniversario de la revolución que derrocó a Hosni Mubarak. Cuatro policías han muerto en la mayor de estas explosiones, la de un coche bomba que detonaba su cargamento de madrugada frente a la sede de de la Dirección General de Seguridad, en pleno corazón de El Cairo. Horas después, otro artefacto hacía explosión en el barrio de Doki, matando a otro agente, seguida de una tercera bomba cerca de las Pirámides de Guiza, que no ha causado víctimas.
Los atentados han puesto en duda la capacidad de las fuerzas de seguridad para impedir que grupos terroristas se infiltren en el mismo centro de la capital y lleven a cabo una cadena de atentados aparentemente coordinados. Todo esto, además, cuando los agentes se encontraban supuestamente en estado de alerta por las amenazas de grupos yihadistas de cara a la celebración del aniversario de la revolución, para el que simpatizantes de los militares y de los Hermanos Musulmanes han organizado manifestaciones rivales. La insurgencia islamista ha ido en aumento desde el golpe de Estado militar que el pasado verano derrocó al presidente Mohamed Mursi, y las fuerzas de seguridad, tanto militares como policiales, parecen ser por ahora su objetivo.
Por el momento ningún grupo ha reclamado la autoría de los atentados de hoy. Varios de los que han tenido lugar en los últimos meses se los ha atribuido el grupo yihadista Ansar Beit al Maqdis, que tiene sede en el Sinaí.
En el barrio de Abdin, en el centro, el coche bomba que, según as autoridades, iba conducido por un suicida, ha dejado un enorme cráter en el asfalto, y ha destrozado la fachada de la sede de la seguridad y del Museo de Arte Islámico, que se encuentra justo enfrente y que también ha sufrido daños en su interior. La gran detonación ha volado verjas y barandillas de seguridad y ha destrozado escaparates a cientos de metros de la explosión, a las 6:50 hora local, que se ha escuchado en gran parte de la capital. El artefacto ha causado, además de cuatro muertos, cerca de 80 heridos.
Tras la enorme detonación, un grupo de hombres en moto ha disparado contra el edificio, según han dicho la televisión estatal. “Una ranchera con dos pasajeros se ha parado delante del cordón policial, y el suicida se ha explotado”, ha señalado el ministro del Interior Mohamed Ibrahim, cuya foto podía verse esta mañana junto a la del jefe del ejército, el general Abdelfath el Sisi, en algunos de los carteles que portaban los cientos de curiosos que se han acercado al lugar de la explosión y que en su gran mayoría culpaban a los Hermanos Musulmanes.
Condena de los Hermanos Musulmanes
"Han sido los Hermanos Musulmanes, estoy seguro, son terroristas que quieren destrozar Egipto", aseguraba a voz en grito un vecino del barrio, Abu Maher, que se ha despertado esta mañana con la detonación y que ha bajado corriendo a la calle para encontrarse un amasijo de hierros del coche bomba, cristales, cascotes y un montón de heridos. Congregados con banderas de Egipto, una multitud esta mañana coreaba “el pueblo quiere ejecutar a los Hermanos”. La cofradía, que ha llamado a sus seguidores a movilizarse mañana para rechazar el golpe contra el islamista Mursi, ha condenado los atentados de hoy y ha enviados sus condolencias a las familias de las víctimas a través de un mensaje de Twitter.
Con una medalla de cartón colgada al cuello con la foto del general El Sisi, que muchos egipcios que apoyaron el golpe de Estado esperan que se convierta en el próximo presidente egipcio, Mohamed Kazan, culpaba, además a "América, ellos son los que están financiando a la cofradía". Los ánimos andaban esta mañana muy revueltos y la muchedumbre descargaba su ira contra Estados Unidos y otros países occidentales, a los que creen cómplices de una conspiración para desestabilizar Egipto.
Unos pocos, sin embargo, discrepaban discretamente y aseguraban, como Sherif, que no quiso dar su apellido por miedo, que la autoría del atentado podría ser bien distinta. “A mí esto me huele a que ha sido la propia policía o los militares, que quieren meternos miedo y que aceptemos sus abusos sin rechistar”, señalaba el joven ante la indignación de muchos curiosos.
Unas dos horas después del primer atentado, unos desconocidos arrojaron varios artefactos explosivos de menor calibre contra un furgón policial en las inmediaciones de una estación de metro, en el barrio de Doki. Un policía ha muerto y 15 personas han sido heridas, casi todos ellos civiles.
Un tercera bomba estallaba en una comisaría de Talbiya, al oeste de El Cairo y no lejos de las Pirámides de Guiza poco después, sin causar daños personales. Para completar la jornada sangrienta, un civil ha muerto y cinco reclutas de la policía egipcia han resultado heridos por la explosión de una bomba frente a un cine en la calle de las Pirámides, en Guiza.
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