1 Tesalonicenses 5:22-23
23 Y que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado íntegramente irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
24 Fiel es Aquél que los llama, el cual también lo hará.
Este pasaje nos muestra el deseo de Pablo, de que Dios mismo los santifique por completo; y luego da como un hecho que Dios lo hará.
Clarke nos habla de este atributo de Dios de ser el Dios de Paz: "Y el mismo Dios de paz, ese mismo Dios que es el autor de la paz, el dador de la paz; y quien ha enviado, para la redención del mundo, al Príncipe de paz; que ese mismo Dios os santifique por completo; no dejéis más mal en vuestro corazón que sus preceptos toleren el mal en vuestra conducta. La palabra totalmente, ὁλοτελεις significa exactamente lo mismo que nuestra frase, a todos los efectos. Él os santifique hasta el fin y el fin, para que como el pecado reinó para muerte, así reine la gracia por la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor".
Respecto al santificarnos de Dios debemos recordar que en Cristo ya hemos sido santificados, que en la práctica hemos sido separados para Dios por medio de la obra de Cristo en la cruz.
Wiersbe nos habla de esta santificación: "Algunas iglesias solo predican lo negativo, y esto lleva a vidas y ministerios que están fuera de balance. Santificar simplemente significa "apartado para el uso exclusivo de Dios". Hay santificación posicional (Hebreos 10: 10); de una vez por todas hemos sido apartados para Dios. También existe la santificación práctica (2 Corintios 7: 1), un trato diario con nuestros pecados y un crecimiento en santidad. Todo esto culminará en la perfecta santificación (1 Juan 3: 2), cuando veamos a Cristo y lleguemos a ser eternamente como Él. Esperar ver a Jesucristo es una gran motivación para vivir en santidad".
Ellicott añade: "Santifícalos por completo. Más bien, santifícalos por completo. La idea es más bien la de no dejar ninguna parte sin santificar, que la de hacer el trabajo completamente hasta donde llega: así sirve para introducir la siguiente oración, que lo explica".
Como dice Ellicott que no quede ninguna parte del cuerpo sin santificar, y de ahí nos muestra lo que es todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo.
Respecto a la naturaleza tripartita del hombre, MacDonald nos explica: "El apóstol también ora por la preservación de los tesalonicenses. Esta preservación debe incluir a la persona completa: espíritu, alma y cuerpo. Fíjate en el orden. El hombre siempre dice cuerpo, alma y espíritu. Dios siempre dice espíritu, alma y cuerpo. En la creación original, el espíritu era lo más importante, el cuerpo lo último. El pecado invirtió el orden; el hombre vive para el cuerpo y descuida el espíritu. Cuando oramos unos por otros, debemos seguir el orden bíblico, anteponiendo el bienestar espiritual a las necesidades físicas. De este versículo y otros, queda claro que somos seres tripartitos. Nuestro espíritu es la parte que nos permite tener comunión con Dios. Nuestra alma tiene que ver con nuestras emociones, deseos, afectos y propensiones (Juan 12: 27). Nuestro cuerpo es la casa en la que habita nuestra persona (2 Corintios 5: 1)".
Luego Pablo termina el verso hablando de un tema recurrente en esta carta: "para la venida de nuestro Señor Jesucristo".
MacArthur dice de esto: "en la venida. Esta cuarta mención de la parusía de Cristo se refiere al rapto de la iglesia como lo ha hecho anteriormente en 1 Tesalonicenses 2:19; 1 Tesalonicenses 3:13; 1 Tesalonicenses 4:15".
MacDonald nos da una visión mas amplia de esto: "La oración continúa con el deseo de que la santificación y preservación de Dios se extienda a cada parte de sus personalidades de tal manera que los creyentes sean irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesucristo. Esto parece apuntar al Trono del Juicio de Cristo, que sigue al Rapto. En ese momento, se revisará la vida, el servicio y el testimonio del cristiano, y será recompensado o sufrirá pérdidas".
Y el siguiente verso nos muestra que los los creyentes no tenemos de que preocuparnos, Dios es fiel y nos santificará por completo.
Johnson nos aclara esto: "Fiel es el que os llama. Él te ha llamado a la santidad (1 Tesalonicenses 4: 7), y te capacitará para cumplir Su llamado. No se burla de ti; Él es serio. Él permanece fiel; con la misma certeza que se ha comprometido a hacerte santo como se te ha ordenado que lo seas. Hay una promesa implícita en Su llamado; y con Dios, prometer es cumplir". Y Spence completa la idea: "Quién también lo hará; es decir, te preservará sin mancha hasta la venida del Señor Jesucristo".
De este pasaje podemos estar confiados que para la venida del Señor todos los creyente habremos sido santificados por completo por Dios, y que nor iremos con Jesús en el rapto.
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