viernes, 11 de junio de 2021

Estudio de Primera Tesalonicenses - 30 - Somos hijos de la luz, somos hijos del día


1 Tesalonicenses 5:4-5
4 Pero ustedes, hermanos, no están en tinieblas, para que ese día los sorprenda como ladrón;
5 porque todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas.

Ahora Pablo les va mostrar que los cristianos no estamos en tinieblas sino en luz, y por eso ese día no nos va a sorprender como ladrón, porque de hecho ya no vamos a estar pues habremos sido arrebatados.

Es evidente que esta porción que sigue no está hablando a la gente del mundo sino a los cristianos, pues los llama hermanos.

Spence lo muestra: "Pero vosotros, hermanos; vosotros creyentes, en oposición al mundo incrédulo". 

Luego continúa diciendo que los cristianos no somos de las tinieblas; como dice en Colosenses 1:13: "El cual (Dios) nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo".

Ese día no nos va a sorprender porque ya no estamos en tinieblas.

MacDonald nos dice: "El Día del Señor será un tiempo de ira para el mundo inconverso. Pero, ¿qué significará para nosotros? La respuesta es que no estamos en peligro porque no estamos en la oscuridad".

Como dije antes, ese día no nos sorprendera porque ya nos estaremos aquí.

Walvoord nos explica esto: "Los cristianos instruidos no deben sorprenderse por el amanecer de este día del Señor; se les ha dicho que viene. No tomará por sorpresa a los creyentes porque para entonces estarán con el Señor (1 Tesalonicenses 4:13-18)". 

Luego nos dice que somos hijos de la luz, somos hijos del día, del modo que Dios es luz y noy absolutamente ninguna tiniebla en él (1 Juan 1:5). Nosotros por ser sus hijos también somos luz y no hay tinieblas en nosotros por la obra de Jesús en nuestras vidas.

Dods dice de esto: "Porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Como "los hijos de este mundo" son los que pertenecen totalmente a él; como "el hijo de perdición" es el hombre cuyo rasgo más llamativo es la perdición, que está destinado a la perdición, como aquello con lo que se identifica; por tanto, "los hijos de la luz" son aquellos que son producidos por la luz, que pertenecen a ella y viven en ella como su elemento. Son lo que son porque han aceptado a Cristo como la Luz y han aprendido de Él la verdad sobre Dios, el pecado, la vida y todo lo que les concierne. Se han enfrentado con alegría a lo que así se les revela y desean actuar en consecuencia".

Luego Pablo vuelve a reafirmar que no somos de la noche ni de las tinieblas.

Clarke dice: "No somos de la noche ni de las tinieblas - Nuestras acciones son tales que no tememos exponer a la luz más plena y clara. Los pecadores odian la luz; son enemigos del conocimiento; aman la oscuridad; no recibirán instrucciones; y sus obras son tales que no pueden soportar la luz".

Nosotros, por ser creyentes en Cristo, somos hijos de la luz y no debemos temer la Gran Tribulación, en primer lugar porque no es para nosotros, sino para el mundo. Y es segundo lugar porque ya no estaremos, nos habremos ido con el Señor durante el arrebatamiento.

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