La ministra que causó una tormenta en redes sociales por denunciar abortos de la clase alta chilena
El principal diario vespertino chileno traía este martes un titular explosivo: "En todas las clínicas cuicas, muchas familias conservadoras han hecho abortar a sus hijas".
La frase correspondía a la hasta ese momento ministra de Salud de Michelle Bachelet, Helia Molina, y el término "cuico" -"fresa", "gomelo", "sifrino" o "concheto", el equivalente en otros países de la región- se refería a los recintos privados que atienden a los sectores con mayores recursos económicos.
La especialista en salud pública respondía así a una consulta sobre el rechazo de los grupos conservadores a una ley de aborto en el país sudamericano, que tiene una de las normativas más restrictivas del mundo en la materia y penaliza la interrupción del embarazo en cualquier circunstancia, incluidas las violaciones, malformaciones del feto o peligro para la vida de la madre.
"Las personas con más dinero no requieren de leyes, porque tienen los recursos", complementaba Molina en la entrevista.
Antes de que terminara el martes, el gobierno anunciaba la renuncia de la secretaria de Estado.
Molina se convirtió así en la primera baja del gabinete de Bachelet antes de su primer año de gobierno, pero sus comentarios encontraron amplio eco en las redes sociales locales.
#HeliaMolina
La etiqueta #HeliaMolina y otras asociadas se alzaron entre los trending topics en las redes chilenas.
Previo a la polémica, su gestión en salud alcanzaba un 51% de desaprobación y un 63% de conocimiento, según el sondeo de noviembre de la empresa Adimark, una de las principales encuestadoras del país.
En las horas que siguieron a su renuncia, la doctora -médico pediatra y especialista en salud pública- recibió un apoyo mayoritario en internet.
Muchos tuiteros valoraron la franqueza y falta de hipocresía de Molina y el haber hecho público un tema que especialistas en materias de género y salud comentan hace años.
María Isabel Matamala, investigadora de la Universidad de Chile y ex consultora de la OPS en la materia, plantea a BBC Mundo que el mismo fenómeno ocurre en otros países donde el aborto es completamente ilegal, como en Chile: las mujeres buscan una solución clandestina en el sistema público o privado según sus recursos.
Aquellas que pueden, viajan a otros países.
"No hay razón para pensar que en Chile es diferente", dice.
Dirigentes y políticos también utilizaron Twitter para comentar las declaraciones de Molina.
"Declaraciones de Molina fueron clasistas y no las puede probar, pero el fondo es real. Personas con recursos pueden acceder a un aborto seguro", publicó la diputada de oposición y médico Karla Rubilar.
"Es cierto que la forma importa en política y que podrían haber presentado casos reales. Pero no se debería pedir renuncia por una verdad incómoda", escribió el diputado y exlíder estudiantil Giorgio Jackson.
"La misma derecha que hoy ataca a Helia Molina nunca defendió la vida de las nueve embarazadas detenidas desaparecidas", escribió Lorena Pizarro, Presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
"No me arrepiento de nada"
Las cifras de aborto en Chile oscilan entre las 14.000 que plantea el ex ministro de Salud Jaime Mañalich y las más de 100.000 estimadas en varios estudios.
Al tratarse de una práctica totalmente ilegal según uno de los últimos decretos de Augusto Pinochet, no hay datos confirmados al respecto.
Pero Lidia Casas, con 20 años de investigación sobre aborto en Chile, dice que existe una hipocresía institucional en el país, a nivel público y privado: "Todos miran al techo, porque el aborto es un delito, los médicos no están dispuestos a incriminar a las mujeres ni a autoincriminarse".
En esa realidad surge el apoyo a los dichos de Molina, aunque a la hora de las críticas se censuran dos actitudes en la exministra: no haber sustentado su denuncia en ningún caso concreto y haber abierto en forma adelantada un flanco político al gobierno, que enfrenta la implementación de la reforma tributaria, la discusión de la reforma educativa y la recién presentada reforma laboral.
Chile es uno de los pocos países que penaliza el aborto en cualquier circunstancia, realidad que podría cambiar bajo el gobierno de Bachelet y según sus promesas de campaña.
En la misma entrevista que precipitó su salida, Helia Molina anunciaba que el gobierno enviará a mediados de enero un proyecto de Ley de Aborto Terapéutico que permita interrumpir el embarazo antes de las 12 semanas y solo por tres causales: violación, inviabilidad fetal y riesgo vital de la madre. Es un proyecto "suave" describía la especialista.
Tras visar la renuncia de su ministra cerca de las 7 de la tarde, Bachelet se dirigió a Cerro Castillo, la residencia presidencial chilena frente a la costa de Valparaíso.
Mientras, Molina era interceptada llegando a su casa por un equipo de televisión.
"Renuncié porque no quiero producirle molestias a mi gobierno. Creo que este es un gobierno que merece todo y voy a estar ahí apoyándolo hasta el último minuto", dijo.
"No me desdigo de nada", agregó.
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