Los impresionantes flares de iridium y por qué se confunden con OVNIs
Si nunca has presenciado uno, hoy vas a conocerlos y a quedarte alucinado
(Yahoo). El astrofísico y conocido divulgador Neil deGrasse Tyson planteaba en una de sus charlas una curiosa paradoja: ¿Sabéis quienes pasan más tiempo mirando al cielo y sin embargo son los que menos OVNIS detectan?... ¡Los astrónomos! ¿Por qué? Simplemente porque ellos saben lo que están viendo.
Lo que Tyson quería decir con esta retórica cuestión es que la inmensa mayoría de los supuestos avistamientos ufológicos se basan en el simple desconocimiento de los fenómenos naturales y artificiales que existen en el cielo nocturno. Precisamente esas siglas significan objeto volante no identificado, lo cual ya indica que dependen del conocimiento o la ignorancia que el observador tenga. Cuanto menos sepas del cielo más objetos no identificados verás, cuanto mayor sea tu conocimiento menos objetos extraños presenciarás.
Hace tiempo se hizo un interesante experimento con niños de diferentes partes del mundo a los que se les invitó a dibujar el cielo nocturno. Los resultados fueron realmente tristes: Nuestros niños cada vez pintan menos estrellas.
Vivimos tiempos en los que hemos olvidado cómo es realmente el cielo. Las grandes ciudades, la contaminación lumínica e incluso nuestro propio ritmo de vida nos han alejado de la contemplación, el disfrute y sobre todo del conocimiento de ese gran espectáculo gratuito diario llamado cielo.
A este desconocimiento de los fenómenos naturales hay que añadir que la tecnología ha añadido una gran diversidad de reflejos y luces artificiales que a menudo son confundidos por un observador poco experimentado. Desde simples aeronaves y aviones hasta misiles, drones militares, etapas de cohetes, satélites, estaciones espaciales como la ISS o los protagonistas de nuestro artículo de hoy: los impresionantes flares de iridium.
En la década de los ’90 la empresa de telecomunicaciones Motorola comenzó el desarrollo de una serie de satélites para cubrir sus necesidades móviles de SSM (Servicios Satelitales Móviles). Para ello diseñó una constelación de satélites que en principio iban a ser 77 pero que finalmente y por razones presupuestarias se quedaron en 66.
Se trataba de satélites con unas características muy determinadas: Series de once satélites girando en seis órbitas diferentes a unos 780 kilómetros de altura. Poseen además un elemento destacable: Tres grandes y pulidas antenas de 1,88 metros de longitud que por su disposición y sus materiales altamente reflectantes y lisos producen un espectacular brillo cuando reflejan la luz del Sol.
Solamente es luz del Sol reflejada en las antenas de un satélite pero la impresión que deja en el observador es alucinante. Su brillo, dependiendo de la posición del Sol y de la localización de quien lo detecta, puede llegar a magnitudes de -9 convirtiéndose así en uno de los fenómenos más brillantes del cielo nocturno.
Para que os hagáis una mejor idea del fenómeno esta misma semana el astrofotógrafo Terry Legault, célebre por sus capturas de tránsitos solares, ha publicado un video con uno de los flares de iridium más geniales que he visto en mucho tiempo.
Además los flares de iridium son realmente desconcertantes para un observador casual. Una luz muy brillante que se desplaza por el cielo nocturno a gran velocidad y que a los pocos segundos desaparece, dejando la sensación y el desconcierto de haber asistido a un evento de otro mundo.
Por lo demás, y una vez que las conoces bien, son realmente divertidos porque existen varias webs fácilmente accesibles (como Heavens Above) donde se indica la localización y el momento exacto donde pueden verse. Con unos simples cálculos puedes saber la dirección hacia la que mirar en el cielo y el minuto y segundo precisos en los que va a ocurrir el fenómeno luminoso… Ahora te toca a ti imaginar la cantidad de bromas que puedes gastar a tus amigos con esa simple información.
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