lunes, 12 de octubre de 2020

Las 24 Leyes de la Hermenéutica - Clase 7 - Las Reglas de la Hermenéutica - Cuarta Parte

 


Clase 7
Las Reglas de la Hermenéutica
Cuarta Parte
  
REGLA #14
CUANDO SE USA UN OBJETO INANIMADO PARA DESCRIBIR A UN SER VIVIENTE, PODEMOS DAR POR SENTADO QUE LA AFIRMACIÓN ES METAFÓRICA.
 
Podemos ilustrar esta regla con las afirmaciones "Yo soy" que Jesús dijo de si mismo y que se encuentran  en el Evangelio de Juan.
 
Jesús dijo:
"Yo soy el pan de vida" (Juan 6:35).
"Yo soy la luz del mundo" (Juan 8:12).
"Yo soy la puerta de las ovejas" (Juan 1O: 7).
 
Como sabemos, Jesús no es ni pan ni puerta en un sentido literal; sino que se usa un objeto inanimado como el pan para describirlo, por ese motivo podemos dar por sentado que pan debe tomarse metafóricamente.
 
Del mismo modo, podemos afirmar que cuando se atribuye vida y acción a objetos sin vida, podemos considerar que dicha afirmación es metafórica.
 
 
REGLA #15
CUANDO UNA EXPRESIÓN NO TIENE RELACIÓN CON LA REALIDAD DE LO QUE SE DESCRIBE PODEMOS ACEPTARLO COMO LENGUAJE FIGURADO.
 
Una de las situaciones críticas en el ministerio de Pablo fue cuando los judaizantes llegaron a Galacia y empezaron a enseñar que los gentiles cristianos debían circuncidarse a fin de ser salvos.
 
Pablo se molesto tanto que en su carta a los Filipenses escribió: "Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne" (Filipenses 3: 2, 3).
 
Al advertir Pablo que nos cuidemos de los perros, no se está refiriendo a los animales domésticos que comúnmente tenemos en nuestras casas.
 
Se está refiriendo a los judaizantes que insistían en imponer a los cristianos gentiles todas las ordenanzas y tradiciones del Antiguo Testamento como medio de salvación.
 
Es por eso que perros debe interpretarse metafóricamente.
 
Por lo generalmente el contexto nos hará saber si el lenguaje es figurado o literal, y nos dirá a quién se refiere. Muchas veces podemos descubrir la interpretación correcta al estudiar los pasajes paralelos referidos al mismo tema.
 
Por ejemplo, Juan el Bautista dijo de Jesús: "He aquí el Cordero de Dios" (Juan 1:36).
 
Esta es la misma frase que usa Isaías en su profecía mesiánica: "Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no
abrió su boca" (Isaías 53: 7).
 
Este pasaje se refiere al Mesías como el cordero que fue sacrificado por nuestros pecados.
 
Al ver otros pasajes relacionados en la Biblia podemos concluir que cordero es una expresión figurada, o metáfora, que se refiere a Cristo.
 
Otras veces en la Biblia, una misma palabra puede referirse a 2 personas contrarias según el lugar donde se encuentran.
 
Por ejemplo, Pedro dice: "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8). En este caso el contexto nos indica que león se refiere a Satanás.
 
Por otro lado, Juan escribió en Apocalipsis: "Uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos" (Apocalipsis 5: 5). Aquí también se usa la palabra león, pero el contexto nos demuestra que se refiere a Cristo.
 
En resumen, por lo general podremos llegar a la interpretación correcta respecto al lenguaje figurado al ver el contexto.
 
Finalmente, veamos dos cosas importantes:
 
1. Una palabra no puede significar más de una cosa a la vez. No puede tener un sentido literal y otro simbólico al mismo tiempo. Cuando se le da un sentido figurado a una palabra, como en los ejemplos mencionados, éste ha de reemplazar el sentido literal de la palabra.
 
2. En lo posible debe mantenerse la interpretación literal del pasaje. Sólo ha de interpretarse con sentido figurado si el sentido literal no encaja en el contexto. Debemos preferir el sentido literal a menos que el contexto nos lo imposibilite.
 
REGLA #16
LAS PRINCIPALES PARTES Y METÁFORAS INCLUIDAS EN UNA PARÁBOLA PRESENTAN CIERTAS REALIDADES. DEBES TOMAR EN CUENTA SOLAMENTE ESTAS PARTES Y METÁFORAS AL SACAR CONCLUSIONES
 
No debemos intentes extraer más significación de la parábola de la que en verdad tiene.
 
Por ejemplo, veamos la parábola del sembrador:
 
"Juntándose una gran multitud, y los que de la ciudad venían a él, les dijo por parábola: El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga. Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan. Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia" (Lucas 8:4-15).
 
En esta parábola, Jesús mismo nos da la interpretación deseada por El.
 
Jesús nos explica que los puntos principales de la parábola son la semilla y la clase de terreno donde cae la semilla.
 
Aunque nosotros le damos el nombre de parábola del sembrador, en realidad el sembrador no es el personaje principal. Es secundario al propósito del relato.
 
El propósito de la parábola es el ilustrar los distintos tipos de respuesta que recibe la Palabra de Dios cuando se proclama. Al estudiar el pasaje no trates de ampliar ese propósito. más allá de lo que se propuso el autor.
 
Al interpretar una parábola, debemos tomar en cuenta el siguiente procedimiento:
 
1. Debemos establecer el propósito de la parábola.
 
2. Debemos asegurarnos de explicar las distintas partes de la parábola de acuerdo con el esquema planteado en el relato.
 
3. Sólo debemos valernos de los puntos principales de la parábola al explicar su aplicación.
 
Cuando nos metemos en los detalles se entrometen con mucha facilidad los errores. No fuerces a la parábola a que diga más de lo que debe decir.
 
Debemos establecer cuál es el propósito principal de la parábola y quedarnos dentro de ese marco de referencia.
 
Ciertas parábolas no te facilitarán la tarea. Por ejemplo, Jesús preguntó en cierta ocasión: "¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado" (Lucas 13:20,21).
 
Está claro que levadura es la metáfora que se utiliza para aludir a una realidad: el reino de Dios. Pero en el caso de otras parábolas, tendrás que profundizar más antes de sacar conclusiones.
 
Cada parábola tiene un punto principal de comparación; así que debemos tratar de relacionar ese punto principal con lo que quería enseñar quien la relataba.
 
REGLA #17
DEBEMOS INTERPRETAR LAS PALABRAS DE LOS PROFETAS EN SU SENTIDO USUAL, LITERAL E HISTÓRICO, A MENOS QUE EL CONTEXTO O EL MODO EN QUE SE CUMPLIERON NOS INDIQUEN CLARAMENTE QUE TIENEN UN SENTIDO SIMBÓLICO. ES POSIBLE QUE SU CUMPLIMIENTO SE VERIFIQUE POR ETAPAS, SIENDO CADA UNA DE ELLAS FIANZA DE LAS VENIDERAS.
 
La regla de interpretación que estamos considerando no lleva en sí el propósito de inclinar nuestras convicciones sobre la profecía de un modo u otro. Sencillamente sirve para establecer pautas para la formulación de nuestras propias convicciones.
 
Una de las reglas que ya hemos visto declara que "las Escrituras sólo tienen un significado y han de ser tomadas en su sentido literal" (Regla #10).
 
Además la profecía debe interpretarse literalmente a menos que el contexto u otra referencia posterior en las Escrituras indiquen lo contrario.
 
Como ejemplo de un caso donde una referencia posterior de las Escrituras indica que no ha de tomarse literalmente, tenemos la profecía de Malaquías respecto al precursor de Cristo: "He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición" (Malaquías 4:5,6).
 
Malaquías declara aquí que Dios enviará "el profeta Elías". Siglos más tarde, cuando apareció Juan el Bautista como el precursor de Jesucristo, se suscitó una gran confusión, que nos da a entender que la gente de esos tiempos suponía que la profecía se cumpliría literalmente.
 
Por otra parte, Jesús dijo que esta profecía tendría un cumplimiento más bien figurado que literal. En una ocasión declaró: "Porque todos los profetas
y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir" (Mateo 11: 13, 14).
 
En otra ocasión, cuando sus discípulos le preguntaron: "¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos". Luego de eso los discípulos comprendieron que Jesús decía que Juan el Bautista era el Elías esperado (Mateo 17: 10-13).
 
Juan el Bautista fue el cumplimiento de la profecía de Malaquías.
 
Esos casos son más bien la excepción y no la regla común para interpretar la profecía. La mayoría de las profecías pueden y deben ser interpretadas literalmente.
 
Hay ocasiones en que se puede sacar dos significados aparentes de una misma profecía. En ese caso se debe dar preferencia al que hubiera constituido el sentido más lógico a oídos de los oyentes originales.
 
También hay ocasiones cuando un escritor del Nuevo Testamento le asigna a un pasaje del Antiguo Testamento una interpretación profética aún cuando el pasaje original no parece ser profético en absoluto.
 
Tenemos un ejemplo en Oseas. Israel se había alejado de Dios y se le presenta allí como la esposa adúltera del Señor. Dios se está refiriendo a Israel al decir: "Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo" (Oseas 11: 1).
 
Los oyentes originales interpretaron que esta declaración se refería a la liberación de Israel de la esclavitud de Egipto por Moisés. Sin embargo, Mateo cita este pasaje y dice que es profético acerca del Señor Jesús cuando María y José regresaron con Él a Nazaret: "Y estuvo allá [en Egipto] hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo" (Mateo 2: 15).
 
Por eso vemos que el pasaje de Oseas es profético porque Mateo, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo, nos dice que lo es. Pero nosotros, en nuestro propio estudio bíblico, no podemos usar esa libertad.
 
Mateo pudo hacerlo porque escribía bajo la inspiración del Espíritu y el Espíritu sabía cuál era la interpretación correcta de Oseas ya que lo inspiró también. Por otra parte, Mateo no nos aclara por qué hace esta aplicación de esa profecía de Oseas.
 
A menudo una profecía se cumple parcialmente en una generación y queda una parte pendiente de cumplimiento posterior.
 
Esto no es evidente cuando se da la profecía; sólo lo vemos cuando se cumple una parte y otra no.
 
Esto lo vemos en profecías como Joel 2;28 - 32 "Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado".
 
Pedro citó estas palabras el Día de Pentecostés (Hechos 2: 15-21).
 
Al descender el Espíritu sobre la iglesia, Pedro dijo: "Esto es lo dicho por el profeta Joel" (Hechos 2: 16). Y en verdad el Espíritu fue derramado sobre ellos. Pero, ¿en qué momento se convirtió en tinieblas el sol, y la luna en sangre antes de que "venga el día grande y espantoso" de Dios?
 
Esta parte de la profecía de Joel se refiere a la Segunda Venida y se cumplirá en el futuro. Pero desde la perspectiva de Joel ambas venidas se veían como una sola.
 
Así que cuando veamos las profecías bíblicas tengamos en cuenta estas cosas.
 

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