Halloween, la mayor fiesta del satanismo
En los últimos años, la fiesta anual de Halloween que, originalmente, llegó a los EE.UU. desde las Islas Británicas, se ha convertido en una costumbre estable en muchas partes del mundo. No obstante, ¿qué es lo que hay realmente detrás de los espíritus, las brujas, las calabazas ahuecadas y los esqueletos?
Halloween se remonta, en sus orígenes, a los celtas, quienes vivían en el norte de Francia y en las Islas Británicas. Sus sacerdotes eran los druidas, quienes se ocupaban de la hechicería, adoraban la naturaleza y atribuían a ésta cualidades sobrenaturales. Ciertos árboles o plantas como, por ejemplo, el roble y el muérdago, para los celtas tenían un significado religioso. Esta gente adoraba más de cuatrocientos dioses diferentes, y le había dedicado una fiesta especial al “dios de la muerte”, o “señor de los difuntos” (Samhain), que se celebraba el 31 de octubre. Este era el último día del viejo año, ya que el primero de noviembre comenzaba el invierno para los celtas y, con eso, el nuevo año. Se dice que Samhain era la divinidad principal de los druidas. En ese día de fiesta, el 31 de octubre, se dice que incluso se hacían sacrificios humanos.
Se creía que las almas de los difuntos, después de su muerte, primeramente se encontraban en un incómodo estado intermedio; pero esa noche (la del 31 de octubre, la red.) ellos tenían la posibilidad, según la elección del dios de los muertos, de regresar a los lugares donde habían vivido. Allí, ellos eran transformados en animales, o en otras personas. Esta estadía de las almas en el estado intermedio, de acuerdo a las ideas de aquellos tiempos, podía acortarse a través de una de las siguientes prácticas:
1. Las almas podían buscarse un cuerpo nuevo, convirtiendo así en endemoniado a un ser humano vivo; o
2. Por medio de la intercesión de los terrenales, podían llegar antes al cielo.
Por esta razón, al comienzo de las fiestas de otoño e invierno, algunas personas iban de casa en casa, prometiendo orar por los difuntos a cambio de una remuneración. Quien proveía a los solicitantes con abundancia de comestibles, podía esperar que sus familiares difuntos, gracias a las muchas oraciones, llegaran antes al cielo. El miedo de quedar endemoniado a causa de un alma errante, era combatido con hechizos de defensa. La gente se disfrazaba para no ser atractivo para las almas de los difuntos. Máscaras aterradoras, talladas en remolachas forrajeras, también servían como disuasión. También se encendían grandes fogatas, alrededor de las cuales se bailaba. Con eso, se quería espantar a los malos espíritus. Contrariamente a esto, para los espíritus o almas de difuntos buenos, a quienes el “señor de los muertos” había dejado libres, se preparaban comidas para darles la bienvenida.
La fiesta de Halloween que se celebra actualmente, se remonta mayormente a costumbres y hábitos que los druidas aplicaban en su fiesta de invierno del 31 de octubre, y que es considerada como la fiesta mayor para todos los hechiceros. En los Estados Unidos, los inmigrantes irlandeses comenzaron a celebrar la fiesta de Halloween alrededor del año 1840. En lugar de las remolachas forrajeras para sus lamparitas de remolacha, en Estados Unidos comenzaron a usar las calabazas, que impresionaban mucho más. Dichas calabazas eran ahuecadas, y de un lado se les tallaba una cara grotesca. Para que todo esto diera una impresión aún más horripilante, se iluminaban las calabazas desde adentro con una vela.
También el disfrazarse era parte de Halloween. Entre las figuras clásicas se encuentran los espíritus, y sobre todo las brujas que vuelan por los aires sobre sus escobas, con sus gatos negros sobre las espaldas. Para la publicidad, hoy en día, Halloween se ha convertido en un líder del mercado en los EE.UU. Después de los festejos de Navidad, esta fiesta, con su movimiento comercial de unos 2,4 mil millones de dólares, se ha convertido en el acontecimiento comercial de segundo rango en los Estados Unidos. El cincuenta por ciento de los norteamericanos decoran sus viviendas con motivo de este acontecimiento y, por lo menos cada tercera persona, se compra un disfraz. Entretanto, Halloween se está haciendo cada vez más popular, también en el mundo hispano.
Los cristianos, no obstante, deberían concientizarse de los siguientes hechos acerca de Halloween:
1. Halloween se ha convertido en la fiesta de mayor importancia para la brujería y para otros tipos de ocultismo.
2. Este día es considerado el único del año en el cual al diablo, quien para muchos sigue siendo el “señor de la muerte”, se le puede pedir ayuda para diferentes asuntos. Para los satanistas, por lo tanto, este día tiene un significado especial.
3. En esta fiesta los satanistas ofrecían, y continúan ofreciendo, sacrificios humanos.
4. La participación en las fiestas con motivo de Halloween pueden llevar a actividades ocultistas, o a hacer que una persona esté abierta para tales cosas.
5. En la historia, este día era considerado como especialmente propenso para todas las formas de adivinación y de invocación de espíritus.
6. El festejar este día es un apoyo para las prácticas y filosofías paganas, tales como la reencarnación (un ser humano después de su muerte puede volver a nacer, ya sea como animal o como ser humano), el animismo (la fe en los espíritus), el chamanismo (sacerdotes brujos) y la doctrina de los druidas.
7. La gente que practica el ocultismo aprovecha este día para conseguir nuevos adeptos.
8. Todas las costumbres y símbolos de este día tienen sus raíces en el paganismo y en el ocultismo.
9. También es muy sorprendente que ese día, justamente antes del Día de Todos los Santos de la Iglesia Católica, haga recordar la doctrina no bíblica de la estadía de los difuntos en el purgatorio y de las misas a favor de los mismos. Aquí se ve claramente lo delgada que es la línea divisoria entre las costumbres paganas y la práctica eclesiástica.
La Biblia dice, con toda claridad, que este tipo de prácticas irán en aumento en el ámbito mundial en los últimos tiempos, y se intensificarán infinitamente: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1Tim 4:1). Y:“… no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos” (Ap. 9: 21).
¡Lo que aparenta ser algo totalmente inofensivo, es en realidad algo de suma seriedad! La humanidad está siendo seducida, en forma frívola, a abrirse cada vez más a las enseñanzas de los demonios y a endurecer su corazón hacia Dios. En la Biblia se nos exhorta, con toda
claridad, a no mezclarnos de ninguna manera con prácticas paganas y ocultas: “Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones” (Dt. 18: 9). O como dice otro pasaje: “Absteneos de toda especie de mal” (1 Ts. 5: 22). El apóstol Pablo, por el contrario, elogia a los tesalonicenses, quienes después de su conversión hicieron una clara separación de toda forma de servicio a los ídolos: “Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Ts. 1: 9-10).
¡Cuán agradecidos podemos estar de que Dios, en Jesucristo, nos haya dado la salvación, por medio de Su sangre que perdona todo pecado, y nos haya librado de toda atadura! El Señor Jesús le quitó el poder a aquél “que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (He. 2:14). A todos los que creen en Él, Jesucristo les promete la vida eterna.
Quien se anima a dar este paso hacia Jesús, ya no necesita buscar ayuda para la vida en el ocultismo, ni en las estrellas o en la adivinación, ya que en Él, en Jesucristo, encontrará la vida misma. En Su palabra encontramos orientación para nuestras vidas. Fue también por esta razón, que la gente en Efeso destruyó todos sus libros de brujería, después de aceptar a Cristo como su salvador: “Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. Así crecía y prevalecía
poderosamente la palabra del Señor” (Hch. 19: 18-20).
Norbert Lieth
Ministerio Llamada de Medianoche
Tomado del Blog de CIEF
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