Crónica Halloween:
NIÑOS VÍCTIMAS DEL SATANISMO NIÑOS
Hablar del Diablo o del Satanismo en nuestro siglo parece algo ridículo. Sin embargo, el Demonio trabaja con mayor libertad y fuerza cuando los hombres nos negamos voluntariamente a reconocer su existencia. Los siguientes casos son prueba de esta gran actividad que se va acentuando cada día, gracias a la indiferencia y frialdad que nos domina.
Nuestra historia comienza cuando desde los campamentos de inmigrantes en Estocolmo, Suecia, llegaron en forma abundante denuncias acerca de la desaparición de niños de ambos sexos con edades comprendidas entre los 4 y los 15 años. La cantidad de víctimas ascendía a más de cincuenta y el hecho se repetía desde aproximadamente dos años atrás.
La primera explicación ofrecida era que los chicos tal vez se habían marchado de sus casa en busca de aventuras, pero esto no concordaba cuando se trataba de pequeños de 4 años, que difícilmente deciden por sí mismos emprender tal empresa. Fue así que se vieron obligados a investigar con mayor precisión iniciando una cadena de descubrimientos que nos hacen temblar el alma.
Tras presentarse las correspondientes denuncias, tanto la Brigada Criminal de Estocolmo como la Especial, dedicada a los crímenes contra la moral, se movilizaron en busca de respuestas. Sólo que comprendieron que la solución del rompecabezas no era tarea fácil. Tanto es así, que el propio fiscal del Reino, Anders Hedín, no tardaría en manifestar que se hallaban en «una de las mayores investigaciones de la historia negra» a la que jamás se habían enfrentado. Y no le faltaba razón para pensar así….
“Temíamos ser los próximos…”
Suecia y los demás países nórdicos comenzaron a sufrir una ola de terror indescriptible. Los más afectados, como ya lo dijimos, eran los refugiados inmigrantes. Ellos mismos reconocían que a esos niños les había sucedido algo extraño. Una mujer huída de Yugoeslavia, que a raíz de estos hechos abandonó Suecia y escapó a Finlandia confiesa sollozando: “Fue terrible lo que les sucedió a estos niños. Todos estábamos muy asustados. Temíamos ser las siguientes víctimas”.
Elise, la valiente
Las investigaciones comenzaron a dar sus frutos cuando fue detenido y condenado a diez años de prisión un turco, acusado de haber violado repetidamente a su hija Elise, de 15 años. Esta se armó de valor para testificar que había visto a su padre, en numerosas ocasiones, junto a otras personas que ella llamaba “de su organización” (¿satanistas?) violaban y mataban a varios niños “durante actos rituales”, enterrándolos después en una extensa zona que la Policía está ahora rastreando.
Así se halló el cadáver de la pequeña Helen, una niña de diez años que había desaparecido de su casa en Febrero de 1993, con evidentes signos de haber sido brutalmente forzada. En el interior del cuerpo de la niña se halló una bolsa de plástico con pelos de animal. Inmediatamente conocido este hallazgo, otra niña hizo su declaración en la cual contaba que había podido observar a otras personas que, luego de abusar de ella, lo hacían con otra niña de 8 años y de qué manera era luego despiadadamente asesinada, mientras una fría cámara de video recogía impunemente la escena.
Otros muchos testimonios de niños saltarían a la luz pública, en este caso de mano de una prestigiosa catedrática de Teología de la Universidad de Uppsala, Eva Lundgren quien, tras meses de entrevistarse con niños, había obtenido importantes detalles de cómo actuaban estas redes de satanismo. Aquí, el horror descrito por los niños se hace casi insoportable de escuchar y los dibujos que han hecho describiendo lo que vieron son seria
materia de reflexión para cualquier grafopsicólogo que se precie.
Eva Lundgren ha sido amenazada de muerte en repetidas ocasiones por “alguien” a quien molestan sus minuciosas investigaciones. En cuanto a los videos en los que se recogen las grabaciones de las entrevistas a los niños -que no se conocían entre sí- se hallan en posesión de las autoridades suecas, sometidos al secreto de sumario. Sin embargo, sí existen algunas transcripciones de las entrevistas, a las que hemos tenido acceso y que son estremecedoras.
Podríamos creer que todo se trataba de invenciones infantiles, pero los testimonios comenzaron a surgir y en todos, a pesar de que los niños no se conocían entre sí, se hallaban horrores comunes vividos como consecuencia de la participación involuntaria en graves rituales satanistas. Una de las niñas entrevistadas, de tan sólo siete años, expresaba: «Cortaban los pies y los brazos a los bebés y los ponían en una caja de plástico. Después se comían los corazones, y también a mí me obligaron a hacerlo… Era asqueroso». En otra parte continúa el escalofriante relato: «El bebé de la mamá lo sacaron con un cuchillo. Le clavaron cuchillos por todos los lados». La mayoría de los testigos habla de un tal Robert como de «El Rey», pero también se habla de “El Conde”.
Hay que añadir que algunos de los niños interrogados presentaban marcas de cuchillo en sus cuerpos y que, al preguntárseles qué les había sucedido, se obtuvieron respuestas como la de la pequeña Eva: «Yo sangraba (por la herida) y un hombre me chupaba la sangre. Yo también tuve que beberla…». Para lograr el silencio y la complicidad de los pequeños, los amenazaban con hacerles lo mismo que habían visto que les sucedió a sus compañeritos muertos.
El problema mayor radica en la indiferencia ante estos hechos, lo que permite a los satanistas continuar su tarea con toda tranquilidad. Pensar que estas cosas no pueden afectarnos, que le suceden a otros, es ser necios y no ver la realidad. ¿Cuántas desapariciones y asesinatos de niños y jóvenes suceden y quedan sin explicación? ¿Cuántos niños desaparecen de los hospitales y clínicas diariamente? ¿Cuántos abortos clandestinos se realizan y a qué fin se destinan esos bebés?
Se informa sobre alusiones satánicas en la música rock con pruebas contundentes y nadie quiere verlo. Se informa sobre satanismo deliberado en las propagandas y modas y nadie quiere escuchar. Se ven signos satánicos todos los días en paredes, publicidad y artículos de vestir y es como si no existieran. Nadie ya reza ni se preocupa por su alma, sólo interesa “pasarla bien” y “vivir el momento”. Es hora de pensar si éste es el futuro que deseamos para nuestros hijos, ¡si es que llegan a vivir tanto sin la protección de Dios! Consagremos nuestras familias a Cristo, pues Éll ya venció a Satanás y volverá a vencerlo cuantas veces sea necesario para defendernos. No dejemos nuestras vidas a la deriva si no queremos verlas atrapadas en las negras garras del caos, que llevan a la muerte y a la Eterna infelicidad. En paz con Dios, no debemos temer a nada ni a nadie por poderoso que parezca.
Este artículo fue publicado en
El Semanario de Berazategui Nro. 340 y 341, año 1998.
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