lunes, 7 de julio de 2014

LA GRAN MENTIRA DEL ECUMENISMO: "YA NO HAY PROTESTANTISMO"

Hace unos días mi amigo el Pastor Gabriel Merino me mostró este artículo que pegó en su muro de facebook, y me pareció muy relevante para el momento actual.


LA GRAN MENTIRA DEL ECUMENISMO: "YA NO HAY PROTESTANTISMO"


Me quedé literalmente con la boca abierta cuando El obispo Palmer hizo una afirmación impresionante a la expectante congregación de De un líder Carismático que No necesariamente nos Representa a toda la Iglesia Protestante, antes de la reproducción del vídeo de Francisco. Él proclamó con confianza: "La protesta de Lutero ha terminado. ¿Verdad? [...] Si no hay más protestas, ¿cómo puede haber una iglesia protestante?". 

Ahora bien, esta es la parte del artículo donde las cosas se ponen un poco teológicas, por lo que por favor, presta mucha atención…

Para contextualizar un poco la declaración de Palmer, su afirmación de que la Reforma Protestante había terminado, proviene de la Declaración conjunta luterano-católico romana sobre la doctrina de la justificación en 1999 . La sección 15 del documento dice: "Por tanto, la justificación significa que Cristo mismo es nuestra justicia, la cual compartimos a través del Espíritu Santo, de acuerdo con la voluntad del Padre. Juntos confesamos: sólo por gracia, en la fe en la obra salvífica de Cristo y no por algún mérito nuestro, somos aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo quien renueva nuestros corazones, capacitándonos y llamándonos a buenas obras".

Esta Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación – en la humilde opinión de Palmer – pone fin, de manera efectiva, a la Reforma Protestante. Después de todo, ¿no estaba toda la Reforma basada en el tema de la justificación? Como declaró Lutero: "Si este artículo de la justificación queda en pie, la iglesia permanece, si este artículo se derrumba, la iglesia se derrumba".

Creo que todos podemos estar de acuerdo con la Declaración conjunta como una representación correcta de lo que la Escritura enseña acerca de la doctrina de la justificación. Pero el obispo Palmer no está contando toda la historia (o, tal vez, simplemente, no ha leído a conciencia la última edición del Catecismo Católico ). La sección 2020 del Catecismo continúa ofreciendo una interpretación sacramental de la justificación según la cual, "la justificación ha sido puesta a nuestra cuenta por la Pasión de Cristo. Nos es concedida mediante el Bautismo". Esto no es así. La justificación es un acto libre de Dios dada por la fe (Romanos 5:1). La justificación no se da por medio del bautismo. Nos bautizamos porque hemos sido justificados por la fe, no para ser justificados. La gracia de Dios nunca está obligada por las ordenanzas. “El viento sopla de donde quiere” (Juan 3:8). Y como todos sabemos, viento ( pneuma )- en griego- es Espíritu.


Palmer también presenta una comprensión muy reduccionista del protestantismo. De ninguna manera puede ser simplificado para que signifique la “Iglesia Luterana”. El mundo protestante es infinitamente más grande que el Luteranismo. Y, en todo caso, me temo que si el hermano Lutero volviera a predicar en las iglesias luteranas modernas, lo más probable es que fuera lapidado hasta morir en un lapso de no más de quince minutos. No hay que olvidar que varias denominaciones luteranas del siglo XXI (en representación de cientos de millones de creyentes) tienen una visión cada vez más liberal/racionalista de la Escritura, pues ordenan a ministros abiertamente homosexuales y celebran los matrimonios del mismo sexo. ¿Está todo eso de acuerdo con el espíritu apasionado del reformador de Wüttenberg que sólo quería glorificar a Dios? ¿Cuánto de 'Lutero' hay realmente en el Luteranismo moderno de hoy en día? 


Los comentarios del Obispo Palmer también fracasan hasta el grado de olvidar que la Reforma surgió debido a toda una serie de otros factores teológicos que convenientemente olvidó mencionar en la conferencia de Copeland. ¿De qué tipo de cosas estoy hablando? 

* Mariología. Una excesiva devoción a la madre de Cristo. El catolicismo cree que ella nació sin pecado y ascendió al cielo como lo hizo Cristo, de todo lo cual la Biblia no dice nada. 

* La idolatría/superstición. Roma enseña a sus seguidores a venerar imágenes, estatuas y representaciones, así como orar a los santos muertos. Esto es idolatría. 

* La sucesión apostólica. La idea de que los obispos de hoy en día, los cardenales y el Papa pueden rastrear su linaje directamente hasta los apóstoles originales de Cristo y, por lo tanto, siempre están correctos en su doctrina. La autoridad de la Iglesia Católica, por lo tanto, tiene razón al interpretar la Biblia. Roma es el verdadero maestro, no la obra iluminadora del Espíritu de Dios, lo cual en sí mismo es una herejía. 

* La infalibilidad papal. La creencia de que el Papa no puede errar cuando habla "ex cátedra" (aunque sigue siendo un ser humano normal y falible). 

* La división clero/laicos. No existe el concepto del sacerdocio universal de todos los creyentes enseñado claramente en las Escrituras (1 Peter 2:9) sino que los sacerdotes son especialmente ungidos y se consideran más santos que el santo común y corriente de a pie. 


* La transubstanciación. La idea de que el pan y el vino en la Eucaristía se convierten literalmente en el cuerpo y la sangre de Cristo una vez que el sacerdote invoca al Señor en oración. Cuando Cristo dijo: “Esto es mi cuerpo” su cuerpo literal no estaba en la cesta de pan (Lucas 22:19). Estaba hablando simbólicamente. 

* Los libros apócrifos. La creencia de que los libros deuterocanónicos (incluidos en la Biblia Católica) tienen una autoridad vinculante dentro de la iglesia de Cristo. 


* Purgatorio. Un lugar post-mortem imaginario (que no es ni el cielo ni el infierno), donde la gente se purifican antes de ir a la gloria. ¿Te acuerdas del verano pasado cuando el Papa Francisco ofreció menos tiempo de purgatorio a cualquiera que le siguiera por Twitter durante el Jornada Mundial de la Juventud Católica en Rio de Janeiro? 


* Siete sacramentos. En lugar de creer que sólo el Bautismo y la Cena del Señor son las ordenanzas ordenadas por Cristo, el catolicismo romano enseña que la confirmación, la penitencia, la unción de los enfermos, la orden sacerdotal y el matrimonio, también son sacramentos. Su idea es que los sacramentos garantizan la gracia de Dios. La Biblia, sin embargo, no está de acuerdo con eso. Un incrédulo bautizado sólo se moja, no queda perdonado. 


* Los pecados mortales y veniales. Una división de pecados en diferentes categorías de maldad. Los mortales son graves; los pecados veniales no son tan malos. 


* Eliminación del segundo mandamiento. El Catecismo Católico no hace mención del segundo mandamiento, optando por dividir el décimo mandamiento: "No codiciarás" en dos partes. El segundo mandamiento de la Biblia es: “No te harás imagen” (Éxodo 20:3), etc. ¿Me pregunto por qué no lo habrán puesto? 


Así, Tony Palmer no debería vender la piel del oso antes de cazarlo. ¡No tan rápido, obispo Palmer, no tan rápido! 


No nos engañemos a nosotros mismos…


CONCLUSIÓN

Como siempre, los evangélicos sostenemos celosamente que la Biblia es la única autoridad dada por Dios en la tierra. Una vez que la sana doctrina de la Escritura es eliminada, entonces, la puerta se abre para tales alianzas no santas entre el catolicismo romano y Teología de la Prosperidad.

Ahora, no me malinterpreten, yo estoy a favor de la unidad. Pero la unidad en los términos de Cristo. No olvidemos las palabras proféticas de Amós: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3). 

Para terminar, aquí hay algunos consejos de nuestros fieles antepasados protestantes: 

“La comunión de la Iglesia no fue instituida para ser una cadena que nos ate a la idolatría, la impiedad, la ignorancia de Dios, y otros tipos de males, sino más bien para mantenernos en el temor de Dios y en la obediencia a la verdad” (Juan Calvino, 1509-1564). 


“Roma pretende la unidad, ya que todos los católicos están unidos bajo una sola cabeza, el Papa. Esta es la unidad que Roma cree que es la única unidad necesaria de todos los cristianos. Pero la unidad del Evangelio es la unidad en Cristo y la sumisión a su gobierno”. (John Owen, 1616-1683). 


“Romanismo en su perfección es un gigantesco sistema de adoración a la Iglesia, adoración a los Sacramentos, adoración a María, adoración a los santos, adoración a las imágenes, adoración a las reliquias y adoración a los sacerdotes, que es, en definitiva, una gran idolatría organizada” (J.C. Ryle, 1816-1900). 

“Unidad en el error es unidad en la perdición”. (Charles Spurgeon, 1834-1892). 


Tomado de 


©Protestante Digital 2014 

Traducido por Julián Esquinas

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