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viernes, 19 de abril de 2019

Evidencias de la Resurrección de Jesús (Mark Shea)

El autor de este articulo (Mark Shea) refuta de manera mordaz e inteligente todas las falsas teorías acerca de que Jesús no resucitó. Tales como la alucinación colectiva, el robo del cadáver, que Jesús era en realidad un espíritu entre otras.

Evidencias de la Resurrección de Jesús (Por Mark Shea)


"Jesús vino a darnos una guía moral, y para demostrar que hablaba en serio, se dejó matar y se dejó ver después de muerto, para que le escuchásemos y fuésemos buenos".

No habiendo sido educado en ninguna religión particular, tardé mucho en descubrir que esta visión de la muerte de Jesús y su Resurrección (que conocí por mi abuela) tenía más en común con la película de ciencia ficción Ultimátum a la Tierra (de 1951, en Hispanoamérica se tituló El Día que Paralizaron la Tierra) que con la fe histórica de cristianismo. Pero esta visión de Jesús como si fuese el extraterrestre Klaatu, impresionando a los patanes con trucos espiritualistas para que escuchen su predicación, no es sino una de las muchas visiones "alternativas" de la resurrección de Cristo. En esta visión no es especialmente importante si Jesús resucitó corporalmente, con tal de que sus discípulos supiesen que Él estaba "realmente vivo", como un fantasma particularmente impresionante.

Para otros, no es importante si Jesús está vivo, aunque sea como un fantasma, con tal de que "viva en los corazones de sus paisanos". Ésta es más o menos la posición de supuestos "teólogos cristianos" como John Dominic Crossan, que alegremente relata estas simpáticas noticias en Jesus: A Revolutionary Biography (1994).

Lo que le pasó real e históricamente al cuerpo de Jesús se puede juzgar mejor observando como posteriormente los cristianos lenta pero firmemente aumentaron la dignidad reverencial de sus lugares funerarios. ¿Pero qué había en el principio que requiriese un volumen tan intenso de insistencia apologética?

Jesús, comida para perros

Si los romanos no observaron el decreto del Deuteronomio, el cuerpo de Jesús se habría dejado en la cruz, para las bestias salvajes. Y sus seguidores, que habían huido, lo sabrían. Si los romanos observaron el decreto, los soldados se habrían asegurado de que Jesús estuviera muerto y ellos mismos lo habrían enterrado como parte de su trabajo. En cualquiera de los dos casos -su cuerpo abandonado en la cruz o en una tumba superficial apenas cubierta de polvo y piedras- le esperaban los perros. Y sus seguidores, que habían huido, demasiado bien lo sabían. Observemos, entonces, cómo el horror de esa verdad brutal se sublima en su contrario mediante la esperanza y la imaginación.

Dicho de otra forma: el cadáver de Jesús era comida para perros desde hacía mucho tiempo, pero puesto que los apóstoles eran muy buenos en psicosis religiosas y en hacer limonada sin limones, podemos decir que la Resurrección está llena de "esperanza" en un sentido que solamente pueden entender teólogos sumamente avanzados como Crossan.

Hay otros que resuelven el problema de la Resurrección no dejando que Jesús muera. En esta visión, otra persona es crucificada en Viernes Santo (alguien que realmente lo mereciese, como Judas Iscariote), mientras Jesús se va a una jubilación bien ganada en algún sitio. Dependiendo de qué leyenda o Libro Impactante elijamos (por ejemplo, Holy Blood, Holy Grail, de Michael Baigent) ese "algún sitio" puede estar en cualquier lugar desde Japón a Francia. A menudo los escenarios del tipo "Jesús no murió" ofrecen finales de flores y corazoncitos, de los que gustan en Hollywood, en los que el Hijo del Hombre, jubilado, finalmente se lleva a su chica, como Clark Kent en Superman II, y ya no tiene que seguir su ingrata tarea de proclamar verdades. Por lo general, se le envía a algún viñedo con María Magdalena, para fundar una dinastía de Merovingios o algo similar. En lugar de ahorrarle del todo la crucifixión, algunas variantes admiten que fue crucificado pero insisten en que sólo se desmayó (posiblemente con la ayuda de un poco de vino drogado) y recobró la conciencia más tarde. Pero la reclamación central de todas estas variantes es que Jesús realmente no murió en la Cruz.

¿Un Jesús ilusorio o un cadáver robado?

Otros, a menudo involucrados en el movimiento de la Nueva Era, solucionan el problema diciendo que Jesús sólo era un espíritu (divino o angélico, dependiendo de la preferencia del autor) que parecía ser un hombre, como una especie de visión sagrada. Esto resuelve el problema de Su muerte haciendo de ella una ilusión: una limpia disposición de una crucifixión fastidiosa que preserva el final feliz. Mientras tanto, otros tienen explicaciones mucho más sencillas y más crudas: los discípulos robaron el cadáver, mintieron y fundaron un culto para su propia ganancia egoísta y por poder.

Un poco más amable que ésta es la Teoría de Alucinación Histérica, que dice que los bienintencionados apóstoles "alucinaron" la Resurrección.

Otros dicen que fue una generación posterior de cristianos la que añadió la Resurrección al Nuevo Testamento. Originalmente, era sólo una colección de memorias apostólicas sobre el Difunto Maestro y sus ingeniosas enseñanzas. Muchos creen que San Pablo está detrás de todo (véase, por ejemplo, Mythmaker: Paul and the Invention of Christianity, de Hyam Maccoby). Bajo la influencia del mito pagano, San Pablo supuestamente transformó a aquel rabino judío corriente en una figura del Cristo Cósmico. Los apóstoles originales, según esta escuela, estarían horrorizados por lo que Pablo le hizo a las enseñanzas del gentil e ingenioso Yeshuá.

Las teorías alternativas no encajan entre ellas

Una de las dificultades obvias de todas estas teorías es que no encajan bien entre ellas. Si tenemos que echarle la culpa a las generaciones posteriores de importar mitos sobre la Resurrección, no podemos culpar a las primeras. Si todo es culpa de Pablo, entonces no es de Pedro. Si los Once son ladrones de cadáveres, entonces no son alucinadores bienintencionados, y viceversa. Tales teorías demuestran lo que C.S. Lewis denominaba "la incansable fertilidad del desconcierto", y mucho más cuando sus adherentes intentan obviar la montaña de evidencias sólidas que apoyan la verdad de la propuesta cristiana. No es de extrañar, ya que estas "explicaciones alternativas" son todas mucho más difíciles de creer que la explicación cristiana de la Resurrección, que es bien resumida por San Pablo en 1 Corintios 15:1-14:

"Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el cual permanecéis firmes, por el cual también sois salvados, si lo guardáis tal como os lo prediqué... Si no, ¡habríais creído en vano! Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo.

Pues yo soy el último de los apóstoles: indigno del nombre de apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios. Mas, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. Pues bien, tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.

Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe."

Éste, el primer resumen del Credo de la Fe, da base a mi primera e ignorante noción del significado y la naturaleza de la Resurrección. Ya que demuestra claramente que el alma y el corazón real de la enseñanza del Nuevo Testamento sobre Jesús no es que fuese un predicador, taumaturgo, reformador, sabio o transmisor de profundas verdades y buenas ocurrencias, y muestra que la Resurrección no eran unos efectos especiales para impresionarnos y animarnos a seguir sus buenos consejos.

Sin Resurrección, no hay Evangelio

El primer hecho del Evangelio cristiano, según el Nuevo Testamento, es la Pasión y Resurrección de Cristo. Sin la Resurrección, no tienes un Evangelio "original" de dichos ingeniosos, prudentes consejos y ejemplos modernos. Simplemente, te quedas sin Evangelio. Esa es la razón por la que cada uno de los Evangelios dedica una cuarta parte a un periodo de 72 horas en la vida de Jesús de Nazaret: Su Pasión y Resurrección.

Por eso el resto del Nuevo Testamento está concentrado, de forma abrumadora, en el significado de esa muerte y de la Resurrección, no en Sus gestos o dichos (casi ninguno de los cuales se preservan fuera de los Evangelios). Es por eso por lo que hoy prácticamente nadie, excepto los presentadores de televisión más ignorantes, mantienen la antaño popular idea de que la Resurrección fue añadida al Nuevo Testamento por generaciones tardías de cristianos tras la muerte de los apóstoles.

El hecho es que intentar explicar algo del Nuevo Testamento sin poner la Resurrección en el centro es como decir que la verdad sobre Abraham Lincoln consiste en tópicos sobre la paz y la justicia y que eso de la "guerra civil" fue sólo un mito inventado por hagiógrafos posteriores que no forma parte de la historia original. Si el "Evangelio original" era sólo una colección de cuentos sobre Jesús que iban diciendo "es bueno ser bueno", la pregunta que surge es: ¿qué era exactamente lo que resultaba tan interesante acerca de Él?

La única respuesta se encuentra en los mismos documentos del Nuevo Testamento, que empezaron a componerse en los 20 años que siguieron a la muerte de Jesús. Éstos ya contienen cosas como el credo previamente mencionado y la insistencia en que el Evangelio trata sobre nada más y nada menos que Jesús y la Resurrección (Actas 17:18).

¿San Pablo se inventaba cosas?

Muy bien, no podemos culpar a "generaciones posteriores" por inventarse la historia de la Resurrección. Por lo tanto, dicen algunos, echémosle la culpa a Pablo. El problema de esta teoría es que el mismo Pablo, y los testigos que conocen a Pablo (como Lucas), así como testigos no influenciados por Pablo (como Mateo y Juan) parecen tener la impresión de que el núcleo básico de la historia que cuenta Pablo no es invención de Pablo.

"Os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí", o más prosaicamente, "os estoy dando la Tradición que me enseñaron". ¿Que le enseñó y quién? En el caso de Pablo, los apóstoles (Gálatas 1:18-21) y la catequesis primitiva normal, que se impartía en lugares como la Iglesia de Antioquia, donde Pablo vivió muchos años antes de empezar misión alguna (Hechos 13).

Pablo dice este tipo de cosas continuamente y parece que da por hecho no solamente que lo que tiene que decir sobre Jesús es conocimiento común a todos los cristianos (no sólo aquellos que él ha convertido) sino que ninguno de los otros apóstoles que se paseaban por el Mediterráneo -y ninguna de las Iglesias que ellos fundaron- iban a pelearse con Él por decir que Cristo ha resucitado. Si Pablo se hubiese inventado el mito del Cristo Resucitado mientras el resto de los apóstoles vagaban de aquí para allá compartiendo anécdotas sobre Su Amigo el Mártir Nazareno, podríamos pensar que alguien se habría dado cuenta.

En resumen, si la fe en la Resurrección es tan vieja como Pablo, es que es tan viejo como los apóstoles mismos. Él la predica por la misma razón que lo hacen ellos: realmente cree que él vio al Cristo Resucitado, igual que ellos dicen que vieron al Cristo Resucitado.

La invasión de los ladrones de cuerpos

Ah, sí. Dicen que Lo vieron. ¿Pero por qué los deberíamos creer? ¿Y si los Once eran sólo ladrones de cuerpos, robando el cadáver de Cristo para retratarse como los mejores camaradas del mártir y para fundar un culto con Jesús como cabeza putativa siendo ellos el Gran Queso que adorar?

Las dificultades de esta hipótesis son numerosas. En primer lugar, no actúan como ningún líder de culto que conozcamos. Los registros que nos han dejado no describen dinamos de coraje apostólico intrépidas, brillantes, felices, llenas de fe, perspicacia teológica y agilidad intelectual. Nos muestran un grupo de hombres cuya honradez los obligaba a dejar cuidadosamente registrado ante el público el hecho de que eran necios, esnobs, rencorosos, cobardes, partidistas, lentos de reflejos, ambiciosos, ciegos, egoístas y, cuándo llegó la prueba suprema, bastante deseosos de salir corriendo en la hora de la prueba terrible de su Capitán.

Comparemos esto con las exhalaciones adoradoras de la prensa de Corea del Norte acerca de las Incontables Virtudes de los Líderes Intrépidos, o la perfección inmaculada de Stalin según la prensa estalinista de los años treinta, o la hagiografía nazi de Hitler. Los apóstoles se aseguran de que su predicación en público y los registros públicos incluyen una recitación fiel de sus muchos, muchos pecados. Además, continúan predicando la Resurrección durante décadas, a pesar de la separación, persecución, pobreza, amenazas, tortura, y martirio (excepto Juan, que tuvo el placer de ver como ejecutaban a su hermano Santiago por su testimonio). En resumen, hablan y actúan como hombres sinceros, no como hombres que quieren ganar dinero o adquirir poder.

En efecto, tan sinceros son ellos que incluso hacen que Jesús parezca bastante poco divino. A Jesús nos lo presentan mostrando debilidad, miedo, confesando ignorancia y haciendo preguntas. Lo describen como incapaz de hacer ciertas cosas. El registro oficial de los discípulos Le hace decir cosas que suenan como peligrosas negaciones de su divinidad, como ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno (Marcos 10:18) o "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mateo 27:46).¿Hemos de creer que unos mentirosos astutos que cuidadosamente inventaron toda la historia para hacer aparecer a Jesús como el Señor Resucitado no se dieron cuenta de estos detalles perturbadores en su historia?

No. Lo que aparece con fuerza tremenda en el Nuevo Testamento es que el testimonio lo han dado personas que dicen la verdad, incluso acerca de hechos incómodos, que no favorecen inmediatamente sus tesis. Parece gente que auténticamente cree que Cristo ha resucitado, no personas que mienten sobre un cuerpo que saben perfectamente bien que fue robado o comido por los perros. Durante el resto de sus vidas (a través de la tortura y la ejecución), los apóstoles se comportaron como hombres completamente convencidos de que se habían encontrado al Cristo Resucitado.

¿Testigos inventados?

En efecto, están tan convencidos que incluyen numerosos detalles que, francamente, ningún mentiroso inventaría. Así, por ejemplo, ningún mentiroso judío del primer siglo llamaría como su primer testigo a María Magdalena. Porque la Magdalena era un testigo sin credibilidad por dos razones para una audiencia judía del primer siglo. Primero, porque era una mujer; segundo, porque era una mujer de la que se suponía que le habían expulsado 7 demonios… lo que marca un perfil psicológico más bien turbio (Marcos 16:9). Los Evangelios se leen como registros de personas honradas impactadas por los hechos, incluyendo el hecho de que una de las primeras testigos de la Resurrección fuese una mujer de reputación incierta.

Por supuesto, algunos replicarán que esto demuestra demasiado y que normalmente no prestaríamos atención al testimonio de un sicótico (esto es, "demoníaco"), así que ¿por qué molestarnos con María?

Porque María está entre los primeros testigos, no los últimos. Los registros señalan a cientos de testigos -la mayoría aún vivos en los tiempos en que se escribió 1 Corintios- y dan un testimonio de la Resurrección que es, en general, coherente.

Una aparición a las mujeres, a los Doce en diversos momentos dentro y alrededor de Jerusalén, y a otros más en Galilea, seguida de una aparición a Pablo algunos años después (sin contar varios fenómenos de visiones, que son de un orden diferente). Los quisquillosos son aficionados a hablar de las discrepancias entre los Evangelios (libros escritos con décadas de diferencia para audiencias diferentes y con distintos propósitos teológicos). Pero lo que realmente destaca es qué parecida es la historia en todos ellos. Si las discrepancias menores que los distinguen realmente significan que son falsos, entonces debemos concluir también que John Fitgerald Kennedy nunca fue asesinado, dadas las numerosas discrepancias en los testimonios de los testigos.

En efecto, son a menudo los detalles los que resultan más persuasivos. De esta forma, otra cosa que nadie haría nunca es inventarse el lugar del entierro de Cristo: la tumba de José de Arimatea, un miembro del Sanedrín. Es exactamente el tipo de detalle que da a los Evangelios el aroma de la realidad. Si uno se inventa la historia, pondrá el cuerpo en la tumba de algún discípulo devoto, no en el sitio de descanso final de un miembro del organismo dominador al que oponemos lo más amargo del mensaje.

La tumba vacía, ¿no sería otra tumba?

La mención de la tumba conduce a algunos a otra de las teorías favoritas: concretamente, que los discípulos fueron a la tumba equivocada y llegaron a la conclusión de que Cristo había resucitado. Uno no puede sino preguntarse ¿de qué creen estos teóricos que está hecha la gente?

Que los apóstoles concluyan que Jesús es el Señor Resucitado y glorioso de todo lo creado, en base a una tal pifia, requeriría una estupidez sobrenatural no solamente por su parte sino por parte de las autoridades de Jerusalén. Aunque toda la Iglesia primitiva fuese tan obtusa que no pudiese encontrar el lugar de reposo final del Hombre que era el foco de su devoción, seguro que alguien en la élite de Jerusalén opuesta a la secta creciente de los nazarenos podría haber dicho: "Esto…, ¿chicos? Aquí está el cadáver. Estabais mirando en el lugar equivocado. La próxima vez preguntad para no perderos." José de Arimatea podría haber sido de ayuda aquí. Y también las mujeres, que vieron dónde se Le ponía. Una teoría así resulta el doble de tonta cuando tenemos en cuenta la fascinación de la Iglesia primitiva con las reliquias y las tumbas. Las primeras liturgias tendían a celebrarse en lugares funerarios, y sin embargo no hay culto en torno a la tumba más importante de todas. ¿Por qué? Es como si la tumba estuviese vacía o algo así…

"Jesús no murió, sólo quedó malherido y escapó"

Lo que nos lleva, en nuestra taxonomía de alternativas a la Resurrección, a las diversas teorías de "escapatoria de la muerte - desmayo", la idea de que Jesús de algún modo evitó la muerte, bien abandonando la ciudad y dejando un pelele que ocupase Su lugar, o soportando la crucifixión y escapándose de la tumba. Es difícil decir qué versión de esta teoría es más ridícula. Si hay un hecho histórico que no ha sido discutido ni siquiera por los historiadores más ateos, es el hecho de Su muerte. Aunque no supiésemos nada más sobre Él, sabríamos al menos que murió crucificado fuera de los muros de Jerusalén alrededor del 30 d. C.

Y aun así algunos insisten en que no murió. Como una especie de Elvis del siglo I, asumió una jubilación repentina y misteriosa, en contradicción aguda con todo lo que había dicho y hecho antes, para fundar una dinastía o estudiar filosofía o algo así en una tierra remota. ¿Cuáles son las pruebas de esto? Bien, en realidad no hay ninguna, sólo indicios, suposiciones, y "qué-pasaría-si"… Se parece bastante al pensamiento que subyace detrás de los libros de Von Daniken, Los Carros de los Dioses, sobre el origen extraterrestre de la raza humana. Es un caso de teoría en busca de pruebas, no de pruebas que dan lugar a una teoría.

Mientras tanto, la gente que estaba allí da testimonio, no de que Jesús dejase la ciudad justo después de la Última Cena (una cena en la cual específicamente predijo Su Pasión con una exactitud extraña que reduciría a Pedro a lágrimas cuando se cumplió) sino que Jesús se dirigió hacia la traición, el juicio y la crucifixión. Y de nuevo, ¿para qué los fundadores del nuevo culto se habrían inventado esta profecía y su embarazoso cumplimiento? En efecto, testigos oculares como Juan vieron a Jesús tanto en el juicio como en la crucifixión. Así que no hay muchas formas de que Jesús escapase de la ciudad dejando a alguien que cargase con el fardo.

¡Ah! Pero es que Juan sólo creyó que veía morir a Jesús. En realidad el Nazareno recibió un vino drogado: se desmayó luego y despertó en una tumba, fría como un congelador, en una fresca mañana de abril. ¡El escenario perfecto para recuperarse drásticamente de los azotes, la crucifixión, la pérdida masiva de sangre, el impacto y una herida de lanza en el corazón, como recomiendan nueve de cada diez doctores! Entonces salió tambaleándose (después de librarse de algún modo de las vendas selladas a Su carne rota) y empujando la piedra de un montón de toneladas que sellaba la tumba, se fue a donde los discípulos cojeando con Sus pies ensangrentados, les enseñó Sus manos (completas con pulgares permanentemente inmóviles debido a un daño nervioso irreparable), y jadeó una especie de saludo entre puñaladas de dolor espantoso por la herida de lanza.

La mayor parte de la gente, enfrentada con un espectáculo tan horroroso, marcaría el 911. Los discípulos, en cambio, lo saludaron como el Conquistador Glorioso de la Muerte y Señor del Universo y fundaron una religión.

La teoría de las alucinaciones masivas tangibles que comen pescado

"Vale, de acuerdo", dice el escéptico inasequible al desaliento, "Jesús murió. Y los discípulos no robaron el cuerpo y no mintieron. Simplemente alucinaron. Juntos. Los quinientos. Durante 40 días. No, si realmente..."

Incluso dejando a un lado el molesto tema de la tumba vacía (con los ropajes funerarios vacíos en su interior) queda aún un problema acerca de la naturaleza de las alucinaciones. La alucinación de masas es sumamente rara. Tan rara, de hecho, que se invoca normalmente sólo para explicar cosas como, ¡vaya!, la Resurrección. El resto del tiempo, cuando 500 personas dicen que vieron a alguien y hablaron con él, los creemos, especialmente cuando no tienen nada que ganar con ello… o cuando por decirlo se les condena rutinariamente a muerte.

Y tenemos otros problemas que tratar si queremos considerar la Teoría de la Alucinación Masiva. Ante todo, está el hecho curioso de que se supone que alucinaciones como esta son el resultado de fantasías que intensamente se desean ver cumplidas. Los testigos probablemente querían que Jesús estuviera vivo con tanta fuerza que se autoengañaron y pensaron que Lo veían. Sin embargo, sus discípulos no supieron reconocerlo en al menos tres ocasiones. Se nos dice que estaban tan desesperados por verlo que se autoengañaron para verlo, pero al mismo tiempo vemos que caminaron con Él medio día y no se dieron cuenta. Extraño. Y más aún, ¿qué alucinación se puede tocar y come pescado?

El Jesús-ilusión de los neognósticos

Ello nos lleva a la escuela de pensamiento gnóstico o New Age de Jesús-como-ilusión-divina. Pero si el Cristo Resucitado fue realmente una ilusión puramente espiritual enviada por la Divinidad para enseñarnos elevadas verdades sobre la insignificancia del cuerpo y la necesidad de superar nuestra humanidad, ¿existe algo que oscurezca más esta enseñanza que un cuerpo que Tomás podía tocar, un cuerpo que respira aire y come pescado? De todas formas, no parece que los apóstoles se hayan quedado con esas verdades superiores. Por el contrario, enseñan que Cristo Resucitado ha resucitado corporalmente, y que no sólo es completamente Dios sino también completamente humano, aunque glorificado.

Un cuerpo resucitado. Glorificado. Completamente Dios y completamente hombre. Cuando las alternativas se han consumido todas en una estéril demanda de nuestra atención, es la vieja historia cristiana lo que nos persuade. Es la historia del Conquistador de la Muerte que ha sufrido el aguijón de la muerte y ha elevado nuestra naturaleza humana sacándola del sepulcro para que también nosotros seamos resucitados. Lo puedes leer todo en el Nuevo testamento, sin explicaciones alternativas. Un libro de lo más convincente, especialmente cuando tantos escépticos nos llevan a murmurar "¡casi me persuades de hacerme cristiano!".

La Resurrección es la piedra angular objetiva de la fe cristiana. Sin ella, no tienes un Evangelio purificado de superstición. Lo que tienes es una basura de conclusiones "reales" de renta baja para la historia de Cristo que son mucho más difíciles de comprar que la explicación cristiana. Al final del día, lo que permanece es que "si Cristo no ha resucitado, vano es entonces que prediquemos, y en vano es nuestra fe" y "de todos los hombres, somos los más dignos de lástima" (1 Corintios 15:14, 19). Pero eso nunca pareció preocupar a Pablo, ya que "la verdad es que Cristo ha sido resucitado de entre los muertos, la primicia de entre los que duermen". (1 Corintios 15:20).

domingo, 2 de agosto de 2015

¿Es cierto que no tenemos necesidad que nadie nos enseñe?


1 Juan 2:27
27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

Me acuerdo hace años un hermano que decía con soberbia que nadie podía enseñarle ya que él tenía la unción del Espíritu Santo. Durante los años he seguido escuchando esas palabras en muchísimos hermanos.

Pero, ¿eso es lo que lo que realmente enseña ese versículo?

Para entender un pasaje debemos leer el contexto, tanto el gramatical, como el histórico en este caso; veamos el contexto inmediato:

1 Juan 2:26-27
26 Os he escrito esto sobre los que os engañan.
27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

Al leer los dos pasajes juntos vemos que la idea se amplía, Juan les está hablando sobre los que los engañan.

¿Quienes eran estos que los engañaban? Era la secta gnóstica de los docetistas.

Los docetistas decía que el mundo estaba en oscuridad y a través de un conocimiento oculto es que ellos conseguían su salvación.

Ellos tenían 3 herejías principales las cuales son combatidas en esta epístola:

1. Decían que Jesús no había venido en carne.

2. Decían que Dios era tinieblas y el hijo luz.

3. Decían que no existía el pecado.

Para mayor información de esto pueden leer el artículo: ¿Es 1 Juan 1:9 para los creyentes?

Esta secta estaba infiltrada en la iglesia, tratando de meter su gnosis o conocimiento entre los cristianos.

Lo que nos enseña este pasaje es que no debemos aceptar las falsas doctrinas de las sectas que vienen con un conocimiento diferente al que está en las Escrituras.

2 Juan 1:7-11
7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.
8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.
9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.
10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido!
11 Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras. 

Lo que no debemos es recibir las falsas doctrinas de las diversas sectas que hay en el mundo sino centrarnos lo que dice la Palabra de Dios.

Además Dios colocó el ministerio del maestro entre los dones del ministerio (Efesios 4:11, 1 Corintios 12:8) y entre los dones de función (Romanos 12:7).

Entonces, aprendamos a discernir lo que es correcto y aprendamos a recibir la buena enseñanza de la Palabra de Dios.

miércoles, 10 de junio de 2015

El gnosticismo: trasfondo doctrinal de 1 Juan

El gnosticismo: trasfondo doctrinal de 1 Juan


El alarmante crecimiento de las sectas en América Latina no es algo nuevo. Mucho del Nuevo Testamento está escrito precisamente para contender con herejías. Es así a través de la historia de la iglesia cristiana. Los credos que antes citaban en los cultos de nuestras iglesias fueron elaborados para resolver controversias doctrinales. 

El gnosticismo es la herejía más perjudicial de los primeros tres siglos de la era cristiana, y en América Latina actualmente está resucitando con otros nombres. Es importante recordar que los gnósticos pretendían ser cristianos; esta secta comenzó dentro de la iglesia.

El fundamento de esta doctrina errónea es el siguiente: La materia física es algo maligno mientras el espíritu es eternamente puro y bueno. El cuerpo humano, siendo materia, es malo. 

El espíritu humano según ellos es eternamente bueno y no puede ser afectado por lo que uno hace en el cuerpo. La resultante doctrina de la salvación es saber cómo librar al espíritu del cuerpo. La manera gnóstica de lograr salvación es por medio de un conocimiento especial (griego: gnostik,«conocimiento»). Según ellos uno alcanza la salvación por medio de un autoconocimiento («una nueva luz») y no por conocer a Cristo Jesús como Salvador. 

A su vez la excelencia espiritual no consiste en vivir una vida santa sino en poseer un conocimiento superior. Este conocimiento, argumentan los gnósticos, se les revela el Cristo, mensajero del Dios verdadero, en forma directa. Cristo, según ellos, no es tanto un Salvador sino un revelador que vino para propagar la gnosis secreta a los privilegiados.



Esta «nueva» enseñanza de los gnósticos está por encima de la Escritura. Es imprescindible adquirir la nueva luz aunque uno viole los mandamientos de la Escritura o entre en pecado y tinieblas para lograrlo. Para ellos el fin justifica los medios. 

Como en toda doctrina errónea, ésta ofrece una vía corta o mística para la vida cristiana que no incluye la sencilla obediencia a la Palabra de Dios. Por su puesto, socava la doctrina bíblica de la redención.

La clara enseñanza de Juan que Dios es luz, que no hay ningunas tinieblas en Él (1:5) y que quienes andan en tinieblas no practican la verdad (1:6), contradecía la doctrina de los gnósticos y resultaba ser un bálsamo para el alma de los fieles.

Las dos influencias principales que dieron forma a esta doctrina fueron:

1) Los docetistas, que negaron la humanidad de Cristo. Una vez más vemos que el error principal de los sectarios tiene que ver con la persona de Cristo y la doctrina de la salvación. 

Los docetistas alegaban que Cristo sólo parecía tener un cuerpo humano, pero que la realidad era otra. Dicho de otra manera, los docetistas afirmaban que Dios durante su encarnación se había disfrazado como humano temporalmente. 

Llegaron al extremo de decir que cuando Cristo caminaba no dejaba huellas. El apóstol Juan refuta a sus oponentes con las palabras de 1 Juan 1:1, «Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos [énfasis agregado] tocante al Verbo de vida.»

2) Los cerintios, que negaron la unidad de las dos naturalezas de Cristo, la divina y la humana. Ésta es la más conocida rama del gnosticismo, y mantenía que el Cristo divino se juntó con el Jesús humano durante el bautismo y lo dejó antes de su muerte. 

Para resolver un problema creado por su propia doctrina (alegaban que el cuerpo de Jesús también estaba lleno de maldad), decían que el Cristo divino purificó el cuerpo de Cristo mientras vivía en él.


Consecuencias en la vida de la iglesia

Consideremos ahora estas doctrinas malignas y apliquémoslas a la vida cristiana para ver sus consecuencias.

Un error doctrinal no solamente deja su impacto inmediato sino además lo que llamo una «herencia» para las generaciones venideras. Tal es el caso del gnosticismo. 

En primer lugar, debido a que pocos realmente pudieron entender (o adquirir) el conocimiento especial para librar el espíritu del cuerpo, aparecieron dos niveles de personas en la iglesia: los «espirituales» (que pudieron librar el espíritu del cuerpo malo) y los «no espirituales» (que nunca encontraron la luz mística y especial requerida para librar su espíritu del cuerpo). 

El primer grupo llegó a la conclusión de que estaba bien no amar, menospreciar y hasta odiar al segundo grupo porque de todas maneras no eran «espirituales». 

A través del tiempo esta herejía ha adquirido otros nombres, y toma nueva vida cuando en una congregación alguien afirma haber recibido una nueva luz o unción, un conocimiento especial, una nueva enseñanza que los demás no tienen. Juan combate este error con las siguientes palabras: «Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él» (1 Juan 2:27). «Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?» (1 Juan 4:20).

La segunda consecuencia, igualmente devastadora, es culpar al cuerpo físico de sus propios pecados desenfrenados, como la inmoralidad. Los gnósticos razonaban diciendo que el espíritu —siendo eternamente bueno— no podría ser manchado por lo que el cuerpo —siendo eternamente malo— hiciera. ¿Qué se podía esperar de algo tan malo? Estaban resignados a aceptar que no existía manera de renovar la carne y que de todas maneras sus pecados no podían afectar al espíritu. Esta doctrina les permitió vivir como querían.

El correcto entendimiento de 1 Juan 1:9–10 contradice esta doctrina y destruye cualquier otro argumento que disculpe el pecado. «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.»

Basándose en la misma doctrina junto con nuevas «revelaciones y luz», tiempo después varios grupos empezaron a interesarse en el tema de Satanás. Su razonamiento era que para derrotar a Satanás y experimentar la gracia de Dios era necesario conocer los «secretos» de Satanás y experimentar la maldad. «Pero a vosotros y a los demás que están en Tiapira, a cuantos no tienen esa doctrina [la doctrina de la profetisa Jezabel del versículo 20], y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga» (Apocalipsis 2:24).

Paradójicamente, otra consecuencia del gnosticismo fue el ascetismo. Que es vivir una vida dedicada a una rigurosa autodisciplina —por ejemplo el celibato, el ayuno y el duro trato del cuerpo— pensando que de esa manera uno puede agradar a Dios y librarse del pecado. Los gnósticos acetas más bien se hallan refutados en las enseñanzas del libro de Colosenses: 

«Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne» 
(Colosenses 2:20–23)

Como en el caso de todas las sectas, la manera de discernir y refutar es un correcto y cuidadoso estudio de la Palabra de Dios.


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Contra los Gnósticos (Colosenses 1 – Biblia Expandida de Fe)


Asì como la Epístola a los Gálatas es una defensa contra los judaizantes y su enseñanza de que la salvación solo se logra con la Ley más Jesucristo; en Colosenses Pablo refuta magistralmente las “enseñanzas ocultas” del gnosticismo, y demostrando que el misterio oculto desde las generaciones es Jesucristo en nosotros, la esperanza de gloria.

Veamos el Capítulo 1 de Colosenses en la Biblia Expandida de Fe

Colosenses 1

1 Pablo, apóstol (mensajero, agente, enviado especial) de Jesucristo (el Salvador Ungido), por la voluntad divina (el plan, propósito y elección de Dios) y el hermano Timoteo,
2 a los santos (creyentes separados y consagrados) y fieles (dignos de confianza, inconmovibles, inquebrantables) hermanos en Cristo (el Ungido) que residen en [la ciudad de] Colosas. Gracia (el favor y la buena voluntad de Dios) y la paz (bienestar integral) de Dios nuestro Padre.
3 Damos gracias siempre a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo (el Salvador Ungido), al orar por ustedes,
4 pues hemos recibido noticias de su fe en Jesucristo (el Salvador Ungido) y del amor (ágape, el amor sobrenatural de Dios) que tienen por todos los santos (los creyentes en Cristo),
5 a causa de la esperanza que está reservada para ustedes en los cielos. De esta esperanza ustedes oyeron antes en la palabra (el mensaje) de verdad del evangelio.
6 Estas buenas noticias que ustedes han recibido y que se extiende en el mundo entero, dando fruto [y continuando creciendo por el poder inherente que lleva en si mismo]. Esto mismo sucede entre ustedes, desde [el día] que oyeron y entendieron la gracia (el favor y la buena voluntad) de Dios en toda su verdad [, es decir, ustedes llegaron a conocer la realidad del favor y la buena voluntad que Dios tiene por ustedes profunda, clara y completamente, de manera que llegó a convertirse en una verdad intima y segura en ustedes],
7 al ser instruidos (enseñados) por Epafras, nuestro amado compañero (consiervo, coesclavo) en el servicio de Dios. Quien es para ustedes un fiel ministro (diácono, servidor) de Cristo (el Ungido),
8 el cual también nos informó acerca del amor (ágape, el amor sobrenatural de Dios) que hay en ustedes en el Espíritu [Santo].
9 Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos (lo oímos), no hemos cesado de orar [ofreciendo peticiones] por ustedes, pidiendo específicamente [que reciban el] que sean llenos del [completo y profundo] conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y comprensión (discernimiento) espiritual,
10 Así podrán comportarse [y vivir] de una manera digna del Señor, agradándolo (complaciéndolo) completamente en todo, fructificando en toda clase de obras buenas y progresando (incrementando) en el pleno conocimiento de Dios.
11 y ser fortalecidos [y llenos de energía] con toda la fuerza y energía propia del poder manifiesto de Su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia en toda situación con gozo,
12 dando gracias al Padre, que los ha facultado (capacitado, hecho idóneos) para participar (tener una porción) de la herencia de los santos (creyentes en Cristo) en [el reino de la] luz.
13 Quien nos libró (rescató, sacó) [de la tiranía] del poder [y autoridad] de las tinieblas y nos trasladó al Reino de Su amado Hijo,
14 en quien tenemos redención [o liberación mediante el pago de un precio que fue la sangre de Jesús]: la remisión (o perdón) de los pecados.
15 El (Cristo) es la imagen (reproducción exacta y manifestación visible) del Dios invisible, el primogénito de toda creación [por tener prioridad y soberanía sobre ella].
16 porque en Él fueron creadas todas las cosas en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, dominios (poderes, gobernadores), principados (gobernantes) o autoridades (influencias delegadas, potestades): todas las cosas han sido creadas por medio de Él y para Él.
17 Y Él (Cristo) es [y ha existido] antes de todas las cosas, y en El todas las cosas subsisten [y permanecen].
18 Él es también la cabeza de Su Cuerpo que es la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que en todas las cosas tenga y ocupe el lugar de preeminencia.
19 Porque le agradó al Padre que en Él (Cristo) habitara permanentemente toda la plenitud (de la Deidad),
20 y, por medio de Él (Cristo), reconciliar totalmente consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz;
21 y también a ustedes, que en otro tiempo estaban alejados de Dios y que eran sus enemigos, por tener la mente ocupada en las malas obras y tener una actitud hostil.
22 Pero ahora, Dios los ha reconciliado en Cristo en Su cuerpo de carne, entregándolo a la muerte, a fin de que ustedes pudieran presentarse delante de Él como una ofrenda santa, sin mancha e irreprensibles.
23 y esto hará Él si es que en verdad permanecen bien cimentados y constantes en la fe [en Cristo], sin moverse de la esperanza del evangelio que ustedes han oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro (servidor).
24 Ahora me alegro de sufrir por ustedes, pues así voy completando en mi propio cuerpo los sufrimientos de Cristo (el Ungido), por causa de Su cuerpo, que es la Iglesia.
25 De la cual yo fui constituido ministro, porque de acuerdo con el mayordomía (dispensación, plan, administración) de Dios, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios,
26 el misterio (secreto) que estuvo oculto desde los siglos y generaciones [tanto de los ángeles como de los hombres], pero que ahora ha sido manifestado a sus santos (los creyentes en Cristo).
27 A quienes Dios quiso dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio (secreto) entre los Gentiles (las personas que no son Judías), que es Cristo (el Ungido) en ustedes, la esperanza de gloria.
28 A este Cristo (el Ungido) predicamos (proclamamos), aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos maduros (completamente crecidos, completos, perfectos) en Él.
29 Con este fin también trabajo constantemente, esforzándome según la operación de Su poder milagroso que obra poderosamente (y de manera sobrehumana) en mí.


viernes, 22 de noviembre de 2013

Sectas Navideñas

SECTAS SE APROVECHAN DE LA NAVIDAD PARA SUS ACTIVIDADES


Además de la gran cantidad de movimientos New Age que realizan conferencias y encuentros sobre su navidad, otros grupos sectarios aprovechan la fecha para hacer su proselitismo, como estos ejemplos de Ecuador, España y Argentina. Suelen usar un discurso inicial aparentemente inofensivo.


“Nueva Acrópolis”

La secta Nueva Acrópolis organiza en diversos lugares del mundo actividades relacionadas con la celebración de la Navidad, utilizando así esta fiesta cristiana con gran importancia social para darse a conocer a potenciales adeptos. Reseñamos aquí dos muestras de Ecuador y España.

Según explica el medio digital CRE Satelital Ecuador, Nueva Acrópolis organiza un Taller de Expresión “Tarjetas de Navidad” en Guayaquil (Ecuador). La integrante de la corporación educativa Nueva Acrópolis, Miriam Faya, invitó a la ciudadanía el pasado 10 de diciembre, a asistir al Taller de Expresión “Tarjetas de Navidad” a las 19h00, en la sede de Guayaquil.

Faya manifestó que el Taller ayudará a los asistentes a utilizar la palabra escrita para trasmitir sus sentimientos hacia sus seres queridos plasmados en una tarjeta navideña. “La idea es poder, a través de la imaginación simbólica, expresar nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Solo hay que llevar una buena disposición y una pluma, y nada más”, explicó.

“La idea es poder iniciarnos trabajando en lo que tiene que ver la comunicación escrita y de una forma práctica que puede interesarles a todas las personas en esta fecha tan importante que es la Navidad”, añadió. En entrevista para CRE Satelital, indicó que en el Taller se venderán tarjetas, “que son opcionales”, cuyo fin es ayudar a niños de escasos recursos a través de una fundación.

“Nosotros tenemos la venta de unas tarjetas para ayudar a una fundación. A través de la venta se van a hacer muchos proyectos de desarrollo para niños que están condiciones vulnerables”, comentó. “Las tarjetas son opcionales y son diseñados por estos niños a los que se los va a ayudar. Sería una buena oportunidad ya que aparte de que le estamos dando un presente a alguien, también estamos ayudando”, agregó. La entrada al Taller de Expresión fue gratuita y se desarrolló en la sede de la institución ubicada en la ciudadela Albatros, calle Albatros 306 y Plaza Dañín. Así se comprueba que lo navideño es sólo un reclamo, ya que se vacía de contenido. Y eso si no le dan su visión esotérica.

Por otro lado, y según informa La Voz de Cádiz, en esta ciudad española, entre otras representaciones artísticas del nacimiento de Cristo –que suman en total 32, repartidos por toda la ciudad – que se exponen en diferentes lugares privados o entidades, y también parroquias, se encuentra el belén de la “Asociación Cultural Nueva Acrópolis”.


También los gnósticos

La Asociación Gnóstica de Tres Arroyos (Buenos Aires, Argentina) invitaba al público en general, a través del diario La Voz del Pueblo, a un taller que se realizó en la Biblioteca Popular Sarmiento el pasado viernes 19 de diciembre a las 20.30, en forma libre y gratuita, oportunidad en la cual se desarrolló el tema “La Navidad y las culturas antiguas”. El tono de su contenido puede intuirse al leer las declaraciones del movimiento en la prensa, y que aparecen a continuación.

“La Navidad es un tiempo mágico, una celebración que sólo puede comprenderse y disfrutarse si se conoce el origen de sus costumbres y de su símbolos. Con la finalidad de contribuir al crecimiento personal de los asistentes se hará un taller de reflexión, profundizando en su significado histórico y presente”, señaló la entidad organizadora. Finalmente, indicó que se trata de actividades culturales abiertas al público de todas las edades.

Fuente: Varios medios. Fuente: R.I.E.S.