27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.
Me acuerdo hace años un hermano que decía con soberbia que nadie podía enseñarle ya que él tenía la unción del Espíritu Santo. Durante los años he seguido escuchando esas palabras en muchísimos hermanos.
Pero, ¿eso es lo que lo que realmente enseña ese versículo?
Para entender un pasaje debemos leer el contexto, tanto el gramatical, como el histórico en este caso; veamos el contexto inmediato:
1 Juan 2:26-27
26 Os he escrito esto sobre los que os engañan.
27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.
Al leer los dos pasajes juntos vemos que la idea se amplía, Juan les está hablando sobre los que los engañan.
¿Quienes eran estos que los engañaban? Era la secta gnóstica de los docetistas.
Los docetistas decía que el mundo estaba en oscuridad y a través de un conocimiento oculto es que ellos conseguían su salvación.
Ellos tenían 3 herejías principales las cuales son combatidas en esta epístola:
1. Decían que Jesús no había venido en carne.
2. Decían que Dios era tinieblas y el hijo luz.
3. Decían que no existía el pecado.
Para mayor información de esto pueden leer el artículo: ¿Es 1 Juan 1:9 para los creyentes?
Esta secta estaba infiltrada en la iglesia, tratando de meter su gnosis o conocimiento entre los cristianos.
Lo que nos enseña este pasaje es que no debemos aceptar las falsas doctrinas de las sectas que vienen con un conocimiento diferente al que está en las Escrituras.
2 Juan 1:7-11
7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.
8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.
9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.
10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido!
11 Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.
Lo que no debemos es recibir las falsas doctrinas de las diversas sectas que hay en el mundo sino centrarnos lo que dice la Palabra de Dios.
Además Dios colocó el ministerio del maestro entre los dones del ministerio (Efesios 4:11, 1 Corintios 12:8) y entre los dones de función (Romanos 12:7).
Entonces, aprendamos a discernir lo que es correcto y aprendamos a recibir la buena enseñanza de la Palabra de Dios.
Ellos tenían 3 herejías principales las cuales son combatidas en esta epístola:
1. Decían que Jesús no había venido en carne.
2. Decían que Dios era tinieblas y el hijo luz.
3. Decían que no existía el pecado.
Para mayor información de esto pueden leer el artículo: ¿Es 1 Juan 1:9 para los creyentes?
Esta secta estaba infiltrada en la iglesia, tratando de meter su gnosis o conocimiento entre los cristianos.
Lo que nos enseña este pasaje es que no debemos aceptar las falsas doctrinas de las sectas que vienen con un conocimiento diferente al que está en las Escrituras.
2 Juan 1:7-11
7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.
8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.
9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.
10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido!
11 Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.
Lo que no debemos es recibir las falsas doctrinas de las diversas sectas que hay en el mundo sino centrarnos lo que dice la Palabra de Dios.
Además Dios colocó el ministerio del maestro entre los dones del ministerio (Efesios 4:11, 1 Corintios 12:8) y entre los dones de función (Romanos 12:7).
Entonces, aprendamos a discernir lo que es correcto y aprendamos a recibir la buena enseñanza de la Palabra de Dios.
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