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viernes, 25 de septiembre de 2020

EL MITO DE "VOLVER A NUESTRAS RAICES HEBREAS"


Desde hace un tiempo veo este engaño contra la iglesia por parte de las famosas "raíces hebreas" propugnada por los grupos mesiánicos y cuyo intento es tratar de judaizar a los creyentes.

Aquí les dejo este artículo que encontré en facebook y que muestra este engaño 



EL MITO DE "VOLVER A NUESTRAS RAICES HEBREAS"

Por Verdad Bíblica

Muchos dicen y creen que esto significa que debido a que Jesús fue un Judío y siguió la Torá también nosotros debemos seguir la Torah. Los gentiles, que constituyen una gran parte de los movimientos mesiánicos y raíces hebreas no son judíos. Por lo tanto uno no puede "volver" a algo que no era nuestra en el primer lugar. Hay en todo el mundo judíos a quienes les resulta una afrenta los gentiles que fingen ser judíos, pretendiendo participar en lo que ellos sienten que son las tradiciones y prácticas judías. En ella es tal vez el último antisemitismo, porque no sólo sus comportamientos ofenden a los Judíos reales, pues los gentiles “Mesiánicos” se dicen ser Judíos reales. Eso deja a los que son Judíos reales como  impostores, según algunos dentro de las raíces hebreas. 

El cristianismo y el judaísmo son casi totalmente diferentes en creencias, y los que no comprenden que se han convertido en una piedra de tropiezo a los Judíos. Los del judaísmo rechazan a Jesucristo, el Nuevo Testamento y reinterpretan las profecías y otras escrituras con eso en mente, además de la incorporación del Talmud y la Cábala por muchos.

Hoy es el Judaísmo es rabínico Judaísmo. No podemos descartar estos hechos. Los Judíos practicantes han declarado que los que están dentro de este MRH y “Mesiánicos” están con un pie en el judaísmo y el otro en el cristianismo. Los Judíos instan a que los llamados “mesiánicos” hagan una decisión que van a seguir, porque no pueden ser ambas cosas.

Somos seguidores de Jesucristo, que era Dios manifestado en la carne. Y Él trajo un nuevo pacto que era único.

Hebreos 3:1.6

1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; 

2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. 

3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. 

4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. 

5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; 

6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza. 

Hebreos 7:12 

12 Por cambiado el sacerdocio, se hizo de la necesidad de un cambio también de la ley.


ERRORES EN LA BIBLIA

El Movimiento de las Raíces Hebreas y grupos relacionados argumentan la excusa de que hay errores en la Biblia, la cual debe ser eliminado. Promoviendo su traducción llamado "El Libro de Yahweh," la Casa de Yahvé dice esto con respecto a las Escrituras:

"Muchas frases han sido deliberadamente mal traducidas con el fin de ocultar su verdadero significado, de esa forma la Escritura no sacaría a la luz las enseñanzas engañosas de las establecidas y populares organizaciones religiosas. La alteración de las Escrituras de Yahweh, ya sea por no traducir o traducir mal, ha causado “El verdadero trabajo”, que hablaron sus profetas, este oculto en la mayoría de las traducciones de las Escrituras, y ha sido perjudicial para aquellos que están buscando el camino a la vida eterna a través de las Escrituras."

"Sin embargo, el error más perjudicial en todas las Escrituras, fue el error de quitar el nombre de Yahweh de las Escrituras, las mismas que Él inspiró a escribir, y escribir en su lugar los títulos paganos de dioses, y el mismo Satanás! Debido a este error grave, aquellos están llamando los nombres de los dioses y de Satanás, aunque ignorantemente, están adorando a los dioses y Satanás, pues no están llamando a, y con, el nombre de Yahvé!" 

En su artículo, “Explicando el Midrash,’ Jacob Prasch dice que necesitamos el conocimiento del pensamiento judío Midrash para entender correctamente la Biblia.

"Pero Mateo parece sacar el pasaje fuera de todo contexto razonable y cambiarlo en lo que se refiere acerca de Jesús. Tenemos que preguntarnos, Está Mateo mal? O hay algo mal en nuestro modo protestante de interpretar la Biblia? No hay nada malo con Mateo, y no hay nada malo en el Nuevo Testamento. Pero hay algo malo con nuestra mentalidad protestante. Ellos están leyendo un libro judío, como si se tratara de un libro griego, El primer paso es volver a la lectura de la Biblia como un libro judío, en lugar de como uno griego". 

Refiriéndose al Midrash, el Sr. Prasch dice:

"Se necesita la sabiduría de los antiguos para entender realmente estas cosas." 


"Sabiduría de los Antiguos" tiene un parecido incómodo a la sabiduría antigua, que es el término usado por los ocultistas esotéricos del Gnosis o misticismo. William Kingsland escribió acerca de esta sabiduría en su libro, "La gnosis o sabiduría ANTIGUA EN LA BIBLIA CRISTIANA: LA SABIDURÍA EN UN MISTERIO":

"... Cuando hablo de la Gnosis, no me refiero específicamente a la variedad griego o copto, sino a la "Sabiduría Antigua", que puede ser descubierto como un hilo de oro que atraviesa alegorías y mitos y fábulas desde los tiempos antiguos que tenemos todos los registros literarios, y que más recientemente ha sido un poco más amplia la exposición a nosotros por algunos de los Maestros actuales de la Sabiduría". 

¿Son los cristianos incapaces de comprender las enseñanzas de la Biblia sin esta sabiduría antigua?

¿Qué pasa con otras fuentes del pensamiento judío sobre el Mesías, el reino de Dios, el pecado y la salvación? ¿Cómo las enseñanzas expuestas de la "Sabiduría Antigua" se comparan con las enseñanzas del Nuevo Testamento? ¿Qué diferencias se pueden encontrar entre la inspiración Testamento Antiguo y el Nuevo y el "Mishnah, Hagadá, Halakah, el Talmud y el Midrash?" El Espíritu Santo ha inspirado igualmente estas fuentes?

El Judaísmo dice que  tenemos que entender los conceptos originales de la historia y como se les enseña ahora, sobre todo a partir de estos libros y del propio pueblo judío. Obviamente, ellos tienen las llaves de las raíces hebreas del cristianismo como lo enseñan los sabios judíos.

Avi Ben Mordechai, un Judío ortodoxo sefardí, está de acuerdo con los lideres del Movimiento de las raíces hebreas “que los antiguos maestros judíos de la Ley tienen las respuestas”:

"Desde que Sha'ul siguió al Mesías Yeshua, quien también enseñó la Torá Oral y Escrita, a mi juicio (en este momento en mi vida) deberíamos estar siguiendo los pasos de los grandes maestros del judaísmo de la Ley de Di-s, creo que los eruditos antiguos y sabios del judaísmo tienen mucho más conocimiento sobre las Tradiciones Orales de lo que jamás podríamos aspirar a ser." 

En otras palabras, los sabios rabínicos dicen más o menos lo mismo que los líderes de las raíces hebreas y  movimientos mesiánicos. De acuerdo con estos “eminentes estudiosos,” la Biblia está equivocada e insuficiente en sí misma, y por lo tanto no es fácilmente entendida correctamente o sin la ayuda de los selectos conocimientos y una visión de las tradiciones escritas y orales de los rabinos y escribas hebreos de la antigüedad. Entre los antiguos escritos judíos que se nos insta a estudio, el Talmud es considerado por el pueblo judío como algo más importante aún que las Escrituras.

Sin embargo Pablo nos recuerda:

1 Corintios 2:5: "Para que vuestra fe no esté fundada en sabiduría de hombres, mas en poder de Dios."

sábado, 8 de julio de 2017

Cómo ven a los Judíos a los "Judíos Mesiánicos"

Aunque este artículo fue escrito hace 5 años por un judío verdadero, nos muestra claramente el pensamiento que tiene el pueblo judío de los "judíos mesiánicos" o como yo los llamo "falsos judíos".

Como dice el autor en el artículo: "Lo primero que hay que decir es que los judíos mesiánicos NO SON JUDÍOS, ni por origen personal, ni por origen socio-histórico, ni por creencias."

Ademas, no solo nos muestra los orígenes del movimiento mesiánico sino en su influencia en el nacimiento de tres de las principales sectas actuales del cristianismo, los Mormones, los Testigos de Jehová y los Adventistas.

También el rotundo fracaso en su intención inicial de alcanzar al pueblo judío, y solo llenarse de cristianos desubicados.

LOS JUDÍOS MESIÁNICOS: CONÓCELOS



IRVING GATELL PARA ENLACE JUDÍO

24 de agosto 2012- En los últimos días, la Ciudad de México ha sido inundada por la propaganda de un evento de supuesta música y danza judía, con la presencia del rabino Jonathan Bernis. Casi de inmediato, el Comité Central de la Comunidad Judía de México ha enviado un comunicado (léelo aquí) desmarcándose del evento, y aclarando que se trata de un evento promovido por los llamados “judíos mesiánicos”, y que no tiene ningún tipo de vínculo con la Comunidad Judía de México.

Muchos de nuestros integrantes fueron tomados por sorpresa. Algunos ya estaban planeando asistir al evento. Inevitablemente, a muchos les ha surgido la pregunta: ¿quiénes son Los “judíos mesiánicos”?

A continuación, me permito hacer una serie de precisiones sobre la identidad de estos grupos, resultado de casi veinte años de participar en controversias relacionadas con estos enredados temas de la identidad judía.

Lo primero que hay que decir es que los judíos mesiánicos NO SON JUDÍOS, ni por origen personal, ni por origen socio-histórico, ni por creencias.

Los “judíos mesiánicos” se presentan a sí mismos como “judíos que reconocen que Yehoshúa es el Mesías”, o “judíos que siguen al Mashiaj Yehoshúa”. Al hacer esta afirmación, pretenden ser parte de la identidad histórica, social y religiosa que es el Judaísmo.


Creencias de los judíos mesiánicos

Ninguno de los llamados “rabinos mesiánicos” es un verdadero egresado de una Yeshivá. Sus pseudo-yeshivot son, en todos los detalles, seminarios protestantes. Incluso, muchos de sus “rabinos” son pastores que, en algún punto de su ministerio, se han convencido de que tienen derecho a considerarse a sí mismos judíos, y después de algunos cursos de “actualización” han pasado de ser pastores a ser rabinos.

Hasta la fecha, el movimiento Mesiánico no tiene creencias unificadas. Por ejemplo, sus líderes no están de acuerdo respecto a la circuncisión. Algunos opinan que hay que practicarla. Otros, que lo importante es la “circuncisión del corazón” y que, por lo tanto, no es necesario ciruncidar físicamente a los varones. La gran mayoría de los Judíos Mesiánicos rechazan la necesidad de una Halajá, siguiendo la idea del Nuevo Testamento de que el seguidor del Mesías Yehoshúa ya fue liberado del “yugo de la Ley”.

Otra idea en la que no hay consensos es la referente a la naturaleza del Mesías.

¿Sus creencias tiene algo de judío? No, en definitiva. Su concepto de Mesías y su concepto de Torá son, al cien por ciento, cristianos.

Origen del judaísmo mesiánico

El movimiento “mesiánico” no surgió espontáneamente del Judaísmo como una tendencia que se replanteara el tema de Jesús de Nazaret y, como consecuencia, le aceptase como Mesías. El origen de este movimiento está en la Iglesia de Inglaterra (también llamada Anglicana o Episcopal), una de las principales tendencias del Protestantismo europeo.

Sus antecedentes son las doctrinas del Anglo-Israelismo (British Israelism, en inglés), una tendencia ideológica que empezó a consolidarse hacia el siglo XVIII, que cobró forma definida entre los siglos XIX y XX, y que nutrió las tendencias heterodoxas del Protestantismo anglosajón.

¿A qué me refiero con esto? A que en ese período, el Protestantismo estaba pasando por una fase que pasan todas las religiones: definir los límites de sus posibles creencias. Y esto sólo es posible cuando un grupo disidente aparece con una nueva propuesta, y los demás grupos reaccionan diciendo algo así como “ah, no; ¡eso sí que no!”

Las creencias Anglo-Israelitas del siglo XVIII decían que los anglo-sajones eran descendientes directos de una Tribu Perdida de Israel.En el siglo XIX, esta idea llegó a su forma clásica gracias al teólogo Edward Hine, según el cual los ingleses son descendientes de la Tribu de Efraim. No es una idea difícil de interpretar en un nivel sociológico: en ese momento, Inglaterra estaba convirtiéndose en la mayor potencia colonial del mundo, y mucha de su teología estaba enfocada a demostrar que ellos eran los portadores del “cristianismo correcto”, razón por la cual tenían la preferencia de D-os. El punto culminante de esta teología que justificaba la expansión colonial inglesa, fue proponer que los ingleses eran parte FÍSICA de Israel y, por lo tanto, las promesas hechas por D-os al Israel físico eran verdadero patrimonio de los ingleses.

Basta revisar algunas frases del Himno And If Those Feet, escrito por Edward Blake y musicalizado por Hubert Parry, y que sigue siendo el Himno Nacional extra-oficial de los ingleses: “… hasta que reconstruyamos a Jerusalén en las verdes campiñas de Inglaterra…”.

Esta creencia no supuso una ruptura con el Protestantismo tradicional. No era una doctrina oficial, pero no se contraponía al cuerpo de creencias fundamentales de Iglesias como la Anglicana, la Presbiteriana, la Metodista o la Luterana (las grandes denominaciones protestantes). Sin embargo, cuando el Anglo-Israelismo llegó a los Estados Unidos (que tenían poco de haberse independizado) empezó a generar posturas cada vez más radicales.

Así, en 1838 un joven presbiteriano de carácter volátil empezó a publicar sus experiencias místicas en un periódico. Ese fue el inicio de lo que hoy conocemos como Iglesia del Mormón. Joseph Smith, su fundador, fue demasiado lejos en sus intentos de “renovar” la fe cristiana, y empezó a predicar que él había recibido un nuevo complemento de la “revelación escrita”: el Libro de Mormón, continuidad del Nuevo Testamento, escritura “verdaderamente inspirada”. Por unanimidad, las Iglesias Protestantes tradicionalistas rechazaron las doctrinas de Joseph Smith, y el Mormonismo quedó afuera del espectro de iglesias identificadas con el Protestantismo.

Las ideas Anglo-Israelitas jugaron un papel importante en la confección del Mormonismo: según esta iglesia, los pueblos nativos americanos son descendientes directos de dos patriarcas judíos -Lamán y Nefi-, que huyeron de Jerusalén durante el asedio babilónico (hacia el año 600 AEC), y que llegaron a una “nueva tierra prometida”, ubicada en lo que hoy son los Estados Unidos de Norteamérica. Otra vez la idea de que una nación protestante anglo-sajona es parte de Israel y, por lo tanto, heredera de las promesas que D-os hizo en la Biblia al pueblo judío.

Unos pocos años después, un predicador metodista -William Miller- llegó a la conclusión (gracias a sus sesudas investigaciones) que Jesucristo habría de regresar a la Tierra en 1843. Al fallar, “corrigió” sus investigaciones y dijo que en 1844. Al volver a fallar, se deprimió y se retiró del negocio de las predicciones.

Extrañamente, sus decepcionados seguidores encontraron dos formas de reorganizarse (tanto en sus ideas como en sus hábitos religiosos), y de allí surgieron dos nuevas vertientes de cuna protestante: los Testigos de J. y los Adventistas del Séptimo Día. Los primeros fueron rechazados por las demás Iglesias Protestantes porque negaban la deidad de Jesucristo, así como la existencia de la vida ultraterrena. Los segundos, porque rechazaron seguir reuniéndose en domingo, argumentando que D-os le había ordenado a Israel guardar el sábado como día sagrado.

El Anglo-Israelismo tuvo una fuerte influencia en estas dos rupturas ideológicas, ya que una de sus ideas fundamentales era que el requisito obligado para el regreso de Jesucristo es la conversión de los judíos. Y todos estos movimientos, al asumirse como la restauración de la “verdadera fe”, asumieron también que dicha conversión del pueblo judío era inminente.

Es interesante cómo estas tres disidencias del Protestantismo exploraron alguna línea del Anglo-Israelismo. Los tres grupos tienen -hasta la fecha- la convicción de que el regreso de Jesucristo es inminente. Incluso, el nombre oficial del Mormonismo es Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El Mormonismo retomó otro énfasis especial: la idea de que las Tribus Perdidas de Israel son el origen último de naciones tradicionalmente vistas como “gentiles”. Los Testigos de J. recuperaron otro énfasis de evidente perfil judaico: negar que un ser humano sea D-os mismo, intentando con ello recuperar un verdadero monoteísmo. Por su parte, los Adventistas se fueron por el lado de “restaurar” el verdadero día para adorar a D-os: el sábado (hasta la fecha, se reúnen los sábados, pero de ningún modo usan costumbres judías; sus hábitos litúrgicos son típicamente protestantes).

Al mismo tiempo que estas disidencias se gestaban y consolidaban en Estados Unidos, en Inglaterra se consolidó otra nueva forma de comunidad Anglo-Israelita: la Alianza de Hebreos-Cristianos de Gran Bretaña (1867). Este grupo se integró con miembros de la Iglesia de Inglaterra con algún origen judío (conversos al cristianismo o hijos o nietos de algún judío converso, generalmente en la Iglesia Anglicana). Naturalmente, este grupo despertó sospechas e incomodidad en algunos líderes cristianos, y por ello se dedicaron sistemáticamente a aclarar que NO TENÍAN NINGUNA INTENCIÓN DE ABANDONAR EL CRISTIANISMO, sino que -por el contrario- pretendían consolidarse como EL BRAZO MISIONERO de la Iglesia Cristiana para lograr la conversión de los judíos (para que así pudiera estar todo listo para el regreso de Jesucristo).

Gracias a ello, las Alianzas Hebreo-Cristianas florecieron y se mantuvieron dentro de la Iglesia de Inglaterra (incluso, todavía en 1981 seguían publicandose revistas de este tipo de grupos). Sin embargo, en Estados Unidos la historia fue diferente: siguiendo inevitablemente los pasos de las heterodoxias que ya habían roto con el Protestantismo Tradicional, la Alianza Hebreo-Cristiana de América (fundada en 1915) vino a transformarse en la primera Alianza Judeo-Mesiánica en 1925. ¿Su objetivo? “Recuperar” su identidad judía, aunque sin dejar de creer en Jesús.

Al igual que en la Alianza Hebreo-Cristiana de Gran Bretaña, este movimiento estuvo integrado básicamente por algunos judíos convertidos al Cristianismo, y otros hijos o nietos de judíos conversos. Vale la pena señalar que los que habían nacido judíos, en general habían recibido una muy precaria -si no es que nula- formación religiosa.

Durante casi medio siglo, el movimiento Judeo-Mesiánico pasó sin pena ni gloria. Lejos de emanciparse del Cristianismo para reforzar su supuesta identidad judía, se comportó como una discreta tendencia protestante o evangélica, y la mayoría de sus miembros frecuentaba Iglesias Bautistas, Metodistas, Presbiterianas, Congregacionales o Pentecostales.

Esta situación sólo vino a cambiar hasta los años 70’s, bajo el liderazgo de Moshe Rosen y Martin Chernoff (otro par de judíos con una formación religiosa muy limitada, que en su juventud se convirtieron al Cristianismo).

Cada uno se planteó estrategias diferentes para “reavivar” al movimiento Mesiánico. La idea de Rosen fue totalmente cristiana, y fundó un grupo que se asume como perfectamente evangélico y protestante, pero que cree que los judíos podemos ser convencidos si vemos protestantes con kaftán, barba, sombrero y peyes. Y eso es el grupo Jews for Jesus. La idea fundamental de Rosen fue que los judíos teníamos que sentirnos cómodos con la idea de que seguir al Mesías Yehoshúa no nos obligaba a renunciar a nuestra identidad, y por eso diseñó -literlamente- una iglesia protestante donde la gente se viste como judíos.

Chernoff quiso retomar la idea original que generó al movimiento Judeo-Mesiánico en 1925: emanciparse del Cristianismo y consolidar la identidad judía. Usando la música (“alabanzas davídicas”, le llamó él) como su principal herramienta promocional, su liderazgo generó un verdadero auge y en el transcurso de las dos siguientes décadas se abrieron cientos de nuevas “sinagogas mesiánicas”. Sin embargo, ya en los años 90’s, los Judíos Mesiánicos se toparon con una severa crisis: sus “sinagogas” no estaban integradas por judíos que hubieran creído en el Mesías Yehoshúa, sino por cristianos que ahora se sentían judíos. La consecuencia fue que, contrario al plan original, las “sinagogas mesiánicas” eran exactamente iguales a cualquier otra iglesia protestante o evangélica. Acaso, la única diferencia es que en algunas los hombres se ponían kipá.

Si acaso había judíos en estos grupos, eran personas que en la mayoría de los casos no calificaban como judíos halájicamente (hijos o nietos de judíos pero no por la línea materna). Por ello, fueron incapaces de aportar algo de “identidad judía” al movimiento.

En los 90’s, dos teólogos mesiánicos intentaron replantear las directrices del movimiento sin mucho éxito: David Stern y John Secada. Hasta la fecha, siguen sin poder emanciparse del Cristianismo, y los líderes Mesiánicos interactúan permanentemente con los líderes protestantes, a la par que mantienen una distancia absoluta, irreconciliable, con el Judaísmo verdadero.


Tomado de Enlace Judío