1 Tesalonicenses 1:5
5 Porque la predicación del mensaje de las buenas nuevas de nuestro Evangelio les llegó no sólo en palabras, sino también con poder (milagroso) y en el Espíritu Santo y con gran convicción y absoluta certeza de nuestra parte. Saben qué clase de hombres demostramos ser al estar entre ustedes para su bien (y por amor a ustedes).
5 Porque la predicación del mensaje de las buenas nuevas de nuestro Evangelio les llegó no sólo en palabras, sino también con poder (milagroso) y en el Espíritu Santo y con gran convicción y absoluta certeza de nuestra parte. Saben qué clase de hombres demostramos ser al estar entre ustedes para su bien (y por amor a ustedes).
En este pasaje Pablo nos habla de la forma poderosa como trajo el evangelio a Tesalónica. Me recuerda mucho lo que dice en 1 Corintios 2:4: "Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,"
Tenemos un evangelio poderoso, lo he visto cuando salgo a predicar el Evangelio, se ven sanidades y prodigios que llaman la atención de la gente y se ven muchas personas viniendo a los pies de Cristo.
Analizamos este verso.
Empieza diciendo: "Porque la predicación del mensaje de las buenas nuevas de nuestro Evangelio". Pablo siempre personalizaba el Evangelio que había recibido, el Evangelio de la gracia de Dios para alcanzar principalmente a los gentiles, que era su ministerio.
El Comentario de Cambridge dice: "nuestro evangelio son las buenas nuevas de Dios acerca de Jesucristo, proclamadas por sus siervos."
Sigue diciendo: "les llegó no sólo en palabras, sino también con poder (milagroso) y en el Espíritu Santo,"
Albert Barnes dice de esto: "Solo de palabra - No fue simplemente dicho; o no fue simplemente escuchado. Produjo un efecto poderoso en el corazón y la vida. No era un mero sonido vacío que no producía otro efecto que el de entretener o divertir." Y Adam Clarke complementa: "Sino también en poder - Εν δυναμει - Con manifestaciones milagrosas, a sus ojos y a sus corazones, que los indujo a reconocer que este Evangelio era el poder de Dios para salvación."
Cuando se predica el Evangelio siempre hay sanidades, señales y prodigios, Jesús mismo dijo en Marcos 16:20: "Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén."
Pablo continua diciendo: "y con gran convicción y absoluta certeza de nuestra parte."
Spence y Exell escriben: "Y con mucha seguridad. Por "seguridad" se entiende aquí la confianza con la que Pablo y sus colaboradores predicaron el evangelio a los tesalonicenses, y la plenitud de convicción con la que los tesalonicenses lo recibieron."
Pablo y sus compañeros predicaban el Evangelio con toda seguridad, confianza y osadía, sabiendo que Dios los respaldaba y que los tesalonicenses recibirían la palabra que predicaban.
Pablo termina diciendo: "Saben qué clase de hombres demostramos ser al estar entre ustedes para su bien (y por amor a ustedes)."
Acerca de esto Adam Clarke escribe: "Qué clase de hombres éramos - Cómo predicamos y cómo vivimos; nuestras doctrinas y nuestras prácticas siempre correspondían. Y por su bien, sufrimos dificultades, sufrimos penalidades y fuimos incesantes en nuestras labores," y Walvoord complementa: "Los tesalonicenses eran plenamente conscientes de la forma de vida de sus maestros y de que su motivo era beneficiar a los tesalonicenses."
Los tesalonicenses daban testimonio del ministerio y corazón de Pablo y sus compañeros hacia ellos.
Como creyentes y ministros debemos conducirnos de tal manera que las personas que ministramos puedan ver nuestro corazón para servirles.
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