Vivió 83 años y fue velado durante tres días por sus seguidores, quienes esperaban que resucitara porque él era la “reencarnación del Espíritu Santo”.
Ezequiel Ataucusi Gamonal fue el fundador del hoy partido revelación de las últimas Elecciones Congresales 2020. Con casi 16 escaños ganados, el FREPAP (Frente Popular Agrícola del Perú) ha regresado al Parlamento tras 20 años.
Fue en junio del año 2000 en que este líder evangélico dejó de existir y su velatorio duró alrededor de tres días, el mismo tiempo en que Jesucristo fue velado. Sin embargo, la diferencia entre ambos es que uno no resucitó.
A Ataucusi nunca lo vieron ascender para sentarse a la derecha de Dios Padre.
Pese a que sus fieles afirmaban que era “la reencarnación del Espíritu Santo”, Ezequiel murió como cualquier otro ser humano. A los 83 años la muerte le llegó por una insuficiencia renal. Los médicos de la Clínica Adventista de Miraflores (la hoy conocida Good Hope) no pudieron salvarlo.
Su pérdida sumergió en el más profundo pesar a sus seguidores y, para honrarlo, su cadáver fue vestido con su clásica túnica y con una corona bañada en oro. Sus restos estaban protegidos por una cámara de lunas transparentes.
Los siete hijos que tuvo con Dionisa Ospina lo recuerdan como un buen padre, excepto por su hija Raquel Ataucusi. Ella fue acusada penalmente por el mismo Ezequiel por supuestamente practicarse un aborto. ¿La razón? Ella practicaba el modelaje en pasarelas de discotecas.
Para él, este pasatiempo no era digno de una descendiente del fundador de la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal (Aeminpu), cuya fundación ocurrió el 27 de octubre de 1968.
A esta congregación, se le sumaron muchas personas de bajos recursos que encontraron en Ataucusi, un salvador. Su prédica la llevaba a los rincones menos favorecidos del Perú y eso le valió para que pueda postular hasta en tres Elecciones Generales.
Ezequiel, nacido en Huaura (Arequipa), tentó la presidencia justamente con el FREPAP, partido político cuyo símbolo es un pez, en alusión a que él contaba que ese animal acuático lo salvó de morir ahogado en un río cuando solo era un niño.
Ezequiel Ataucusi Gamonal no medía más de 1.60 m., pero su ego era más alto que el de cualquier otro, ya que aseguraba que Dios había hablado con él y le dejó la tarea de “encaminar a la humanidad”.
Postulación del Frepap
Bajo su liderazgo, el Frepap postuló tres veces a la presidencia. La primera fue en 1990, logrando apenas 73 mil votos, que en ese entonces representaban el 1,1% del electorado.
En las elecciones de 1995, Ataucusi Gamonal volvió a postular y superó los 56 mil votos (1.1%). En aquella época no existía la valla electoral y fue gracias a ese detalle que logró representación en el Congreso, logrando la curul de Javier Noriega Febres. Este personaje estuvo en el ojo de la tormenta porque durante el régimen de Alberto Fujimori se le acusó falsamente de ser cabecilla de un comando de sicarios, responsables de asesinatos en la organización religiosa.
Años después el Poder Judicial sostuvo que las acusaciones contra el excongresista israelita carecían de sustento y declaró fundada la demanda de indemnización por daños y perjuicios que se interpuso contra la Compañía Latinoamericana de Radiodifusión.
En el año 2000 Ataucusi Gamonal, con 71 años encima, tentó por tercera vez la presidencia. Esa vez logró 80 mil votos en las presidenciales y en el Congreso, más de 216 mil votos (2.2%), su mejor resultado electoral hasta ese entonces.
Así logró dos curules y llevó al parlamento Luis Cáceres Velásquez y su hijo Roger Cáceres Pérez, personajes que se hicieron tristemente conocidos por abandonar las lecciones de su líder para unirse a las filas del fujimorismo tras recibir dinero de Vladimiro Montesinos.
EL FINAL DE LA LEYENDA
Ezequiel Ataucusi murió el 21 de junio del 2000 de una enfermedad renal después de permanecer dos meses postrado. Para su tranquilidad, jamás se enteró que sus dos aliados que llegaron al Congreso habían pasado a servir los intereses del fujimorato.
Tras su fallecimiento, los denominados ‘israelitas’ lo cremaron cual si fuese un cordero, entre cánticos, alabanzas y lágrimas de cientos de fanáticos que llegaron a despedirlo.
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