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lunes, 25 de agosto de 2014

Estado Islámico anuncia que conquistará España y Portugal en menos de cinco años

Promueven la 'guerra santa' contra todos los que consideran 'infieles'

Los fanáticos musulmanes del Estado Islámico anuncian que van a conquistar España y Portugal en menos de cinco años

"Ahora están intentando tomar infraestructuras: refinerías, campos petrolíferos, presas, estaciones eléctricas..."

Periodista Digital
Durante el verano se ha recrudecido la violencia del Estado Islámico, el grupo terrorista más rico del mundo que ha provocado el terror en la comunidad internacional.
Tanto es así que incluso Estados Unidos ha regresado a Irak.
Francisco Rivas, especialista en Oriente Medio de la revista GIN, ha hablado sobre las intenciones de esta cúpula y ha señalado que, según dibujan en sus mapas, en cinco años pretenderían conquistar "todo el Norte de África, Asia (hasta la India), todo el mundo árabe, los Balcanes (hasta Austria) y España y Portugal".
En principio, la organización terrorista iría contra los no suníes, pero según señala Rivas en una serie de cuestiones recogidas por teinteresa.es, va contra todas las personas que se opongan a ellos.
El Estado Islámico es un grupo radical suní que se ha levantado en armas contra los gobiernos de Siria y de Irak.
Son yihadistas, es decir, promueven la 'guerra santa' contra todos los que consideran 'infieles'.
Actualmente no se conoce el número exacto de milicianos.
"Sufren bajas a un ritmo acelerado, fundamentalmente porque no tienen capacidad antiaérea destacable. En lo que va de mes, y sólo en Irak, han perdido en torno a 700 hombres".
En cuanto a sus intereses, el principal objetivo sería crear un Estado Islámico regido por la ley islámica (Sharia) y al mando de un Califa.
El 29 de junio de 2014 manifestaron sus intenciones y Abu Bakr al-Baghdadi, el líder del Estado Islámico, se autoproclamó "Ibrahim, imán y califa de todos los musulmanes".
El manifiesto provocó un efecto llamada de yihadistas residentes en otros países, incluso europeos.
Voluntad expansiva
Este Estado Islámico comprende inicialmente los territorios de Siria e Irak, pero su intención es expanderse.
Según dibujan en sus mapas, en cinco años pretenden conquistar un espacio enorme:
"Todo el Norte de África, Asia hasta la India, todo el mundo árabe, los Balcanes hasta Austria y España y Portugal".
Añade Francisco Rivas:
"Están intentando tomar infraestructuras: refinerías, campos petrolíferos, presas, estaciones eléctricas... hay quien opina que esto es precisamente para poder tener un Estado con todas sus atribuciones e ingresar mucho dinero de la venta de petróleo".
El origen de esta organización se remonta a 2002, cuando el afgano A bu Musab A l Zarqaui, antiguo traficante de drogas, crea la Comunidad del Monoteísmo y la Yihad.
Una de sus recientes hazañas, perpetrada personalmente por un islamista con pasapote británico, ha sido la decapitación del periodista norteamericano James Foley.
El asesinato ha sumido a Reino Unido en una reflexión sobre cómo ha acabado exportando yihadistas a Siria e Irak, donde se suman a las filas del Estado Islámico, y qué ocurrirá cuándo éstos vuelvan a casa.
Los expertos destacan que a los típicos sentimientos adolescentes hay que sumarles que se trata de jóvenes de la segunda o tercera generación de familias inmigrantes y que las perspectivas de mejora no son tan fuertes como las de sus padres, algo que contrasta con la aventura que ofrece la 'yihad'.
"Como generación, este es un grupo que no tendrá tanto éxito como sus padres",explica Erin Marie Saltman, analista de Quilliam, una organización que estudia los movimientos radicales.
"Es un grupo que pasa malos momentos, especialmente en un mundo globalizado en el que se supone que las identidades son cada vez más fluidas y cuentan menos".
"Algunos prefieren las estructuras y son más vulnerables a los grupos que prometen el martirio, en el que te conviertes en una figura épica, parte de un proyecto para 'salvar al mundo'".
Un antiguo responsable de antiterrorismo del MI6, la agencia británica de espionaje en el extranjero, Richard Barrett, dijo en junio a la BBC que el número de británicos que han ido a Siria e Irak "podría ser de unos 500 ahora".
Barrett hizo estas declaraciones tras la difusión de un vídeo del Estado Islámico solicitando voluntarios y que estaba protagonizado por varios jóvenes británicos.
"El problema es que no sabemos quiénes vuelven con la intención de retomar sus viejas vidas y quiénes vuelven muy radicalizados".
En el caso español, la mayoría de los golpes al yihadismo este año han tenido como escenario Ceuta y, sobre todo, Melilla.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado permanecen vigilantes ante la trayectoria de los 30 yihadistas españoles que han sido detectados en Siria y ante la amenaza que representa un eventual retorno de éstos a España.
En lo que va de año, recuerdan estas fuentes, en España han sido detenidas 31 personas vinculadas con el llamado terrorismo internacional, en su mayoría islamistas, lo que la convierte en el primer país, o uno de los primeros, en detención de estos terroristas.
La mayor parte han sido detenidas al ser desarticuladas redes dedicadas al reclutamiento de yihadistas que operaban en Ceuta y Melilla y que están vinculadas a otras redes similares radicadas en Marruecos.
No obstante, en otra de estas redadas se desarticuló un grupo de nueve personas que operaba desde Madrid y que lideraba Lachen Ikassrien, quien residía en España tras ser extraditado en 2005 desde Guantánamo, donde permanecía tras su detención en Afganistán en 2001, y que quedó en libertad tras ser absuelto de pertenecer a la célula española de Al Qaeda.

jueves, 11 de julio de 2013

¿Se encamina Egipto hacia una guerra santa?

¿Se encamina Egipto hacia una guerra santa?

Manifestantes en favor de Morsi en Egipto
El simple hecho de plantear la pregunta disgustará a algunos.
Lejos de los puntos álgidos del conflicto, la vida de millones de egipcios continúa de forma normal. Y es que los problemas fundamentales de Egipto son más económicos que políticos.
Pero en una semana en la que el brazo político de los Hermanos Musulmanes pidió "un levantamiento del gran pueblo de Egipto en contra los que tratan de robar su revolución con tanques", cuando decenas de personas murieron en enfrentamientos entre el Ejército y los islamistas y cuando el gran jeque de al-Azhar advirtió la posibilidad de una guerra civil, la incómoda pregunta flota en el aire.
¿Enfrenta ahora Egipto el riesgo de una nueva "guerra santa" peleada por los islamistas en contra de las autoridades?

Minoría extremista

Hay muchas razones para ser optimistas sobre que la nación más poblada del mundo árabe debería ser capaz de evitar caer en una escalada de violencia fanática, de inspiración religiosa, luego del derrocamiento del presidente Mohamed Morsi la semana pasada.
Habiendo vivido allí dos veces, durante varios años, he experimentado de primera mano lo bondadosos, generosos y sobre todo tolerantes que pueden ser los egipcios.
Hay también extremistas pero son una minoría. Sus puntos de vista, sin importar lo ruidosos que parezcan, no representan al grueso de la población.
Egipto también ha sobrevivido a peores crisis: el asesinato de su presidente por una célula yihadista en 1981 y una insurgencia islamista en la que murieron más de 700 personas a finales de 1990, que culminó en la masacre de 58 turistas extranjeros en Luxor en 1997.
Sin embargo, dada la desafortunada confluencia de los acontecimientos y las tendencias que han surgido en Egipto esta semana, sería poco prudente ignorar las semillas de una potencial guerra santa que ahora se están sembrado.
Echemos un vistazo a los ingredientes:

"Martirio", consignas y retórica

"Vamos a llevar a cabo explosiones, vamos a tomar las armas y nada más que la muerte nos va a disuadir de restituir al presidente Morsi en el Palacio", señaló el periódico al-Hayat, citando las consignas de un hombre barbudo proclamadas en una manifestación a favor de los Hermanos Musulmanes.
Un pequeño número de jóvenes están empezando a verse entre la multitud portando las mantas blancas que simbolizan su disposición al "martirio", un espectáculo teatral de hasta qué punto algunos dicen estar dispuestos a llegar para reponer en el poder a un presidente islamista electo.
Desde la remoción de Morsi, algunos foros de internet se han llenado de llamadas airadas de venganza contra el ejército de Egipto, al que califican de "enemigo del Islam" y señalan a policías y soldados como blanco de ataque, al igual que sucedió en el sur de Egipto durante la insurgencia en la década de 1990.
Por ahora, estas declaraciones son en su mayoría retóricas y aspiracionales -a pesar de que las fuerzas de seguridad han sido atacadas a menudo en el Sinaí.
La amenaza a la región central de Egipto sólo se hace real cuando esta retórica inspira a la gente a traducirla en acciones violentas.

Armas al alcance

Ejército en Egipto
Algunos foros de internet se han llenado de llamadas airadas de venganza contra el ejército de Egipto.
La seguridad en Egipto se ha deteriorado drásticamente desde el derrocamiento del mandatario de facto Hosni Mubarak en 2011, pero en comparación con Siria, Libia, Irak y Yemen aún hay relativamente pocas armas de fuego en manos privadas.
Sin embargo, la región central de Egipto se encuentra entre dos zonas repletas de armas ilegales: Libia y la península del Sinaí.
El derrocamiento del régimen del coronel Muamar Gaddafi en la vecina Libia abrió las puertas a sus arsenales, liberando un torrente de armas de fuego, muchas de las cuales han terminado en grupos yihadistas que operan a través del Sahara y en el este de Libia.
Un informe de Naciones Unidas publicado en abril concluyó que "las armas utilizadas durante la guerra civil de Libia contra Muamar Gaddafi están siendo canalizadas a un ritmo alarmante a otros países de la región".
Explicó que el armamento iba desde pequeñas armas hasta explosivos de alto poder, minas y sistemas de defensa aérea portátiles.
Según el reporte, este flujo de armas a Egipto era una amenaza para su seguridad interna, porque muchas estaban llegando a los insurgentes contrarios al gobierno en el Sinaí.

Enfrentamientos religiosos

Casi el 10% de la población de Egipto está formada por cristianos coptos.
En su mayoría viven en armonía en ese país de mayoría musulmana, pero algunos extremistas islamistas quieren verlos expulsados, tal y como ha sucedido con la población cristiana en Irak.
Se han registrado ataques aislados pero mortales a los cristianos y a sus iglesias en Egipto, y el año pasado –durante la presidencia de Morsi- muchos coptos egipcios dudaron del compromiso del gobierno para proteger a su comunidad.
Ahora que ha sido removido, hay una contra-suspicacia en algunos partidarios de la Hermandad Musulmana de que los cristianos de alguna manera tuvieron algo que ver en su salida.
Si Egipto llegase a ser presa de la violencia yihadista, entonces sus cristianos coptos serían un blanco fácil.

Frustración política

Problemas económicas en Egipto
Egipto enfrenta una crisis económica que no se detiene con la caída de Morsi.
Hay una sensación casi unánime entre los analistas de Oriente Medio que, por incompetente que hubiera sido el mandato de Morsi, su expulsión después de sólo un año de gobierno envía un mensaje muy peligroso a los islamistas.
Se corre el riesgo de dejarlos con la conclusión de que el proceso democrático que ha promocionado Occidente durante tanto tiempo es una vía cerrada para ellos, lo que empujaría a algunos a recurrir a las balas en lugar de los votos.
El editor Abdel Bari Atwan escribió en diario al-Quds al-Arabi: "El golpe militar sin duda servirá a los grupos extremistas dentro de la corriente islámica -específicamente dentro de la Hermandad Musulmana- y confirmará el argumento de al-Qaeda y otros grupos, que rechazan la democracia y la consideran una invención occidental".

Problemas económicos

Por último, pero no menos importante, Egipto se enfrenta a una crisis económica en cámara lenta.
Desde la sublevación de 2011 en contra de Mubarak, los latentes problemas económicos y fiscales del país han entrado en una caída libre.
El turismo se ha desplomado, el desempleo y la delincuencia se han disparado, la confianza se ha evaporado y el gobierno se está quedando sin dinero.
La incapacidad de Morsi para solucionar estos problemas fue un factor importante para su impopularidad, pero esos problemas seguirán ahí para quien se convierta en su sucesor electo.
Una combinación de una economía en crisis, las nulas perspectivas de empleo y la profunda frustración política pueden conducir a una peligrosa sensación de desesperación. Un terreno fértil, pues, para aquellos que buscan reclutar con objetivos nefastos.