Estamos viendo tres cosas que deben suceder para que empiece la Gran Tribulación. Ya hemos visto la primera, que es la Gran Apostasía, ahora veremos las siguientes.
En 2 Tesalonicenses 2:3-8 dice: "Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida".
Si seguimos este pasaje pensaríamos que la aparición del Anticristo debería ser lo siguiente que debe suceder, pero en este pasaje vemos que no será revelado hasta que sea quitado lo que lo detiene. Entonces lo siguiente que debe pasar es eso, lo que lo detiene debe ser quitado.
Pero... ¿Qué es lo que lo detiene?
Hay muchas opiniones al respecto, pero la realidad es que el único que tiene el poder para detener su manifestación es el Espíritu Santo morando en el cuerpo de Cristo que es la iglesia.
Vernon McGee dice acerca de este tema:
La anarquía seguirá empeorando cada vez más, pero el Espíritu Santo no permitirá que Satanás siga hasta el final en esta era. Cuando el Espíritu Santo sea quitado, será como quitar el tapón de la botella: el líquido de la iniquidad se derramará por todo el mundo en ese día. ¿Cuándo se sacará el Espíritu Santo? Lo sacarán con la iglesia. ¿No estará el Espíritu Santo en el mundo durante la Gran Tribulación? Si. ¿No estaba en el mundo antes de Pentecostés? Ciertamente lo estaba. Estuvo presente en los días del Antiguo Testamento, pero tenía una misión diferente. Y estará en una misión diferente después de que la iglesia sea quitada. Ahora el Espíritu de Dios nos está sellando hasta el día de la redención cuando Él nos presentará y nos entregará al Señor Jesús. Si no hiciera eso, nunca lo lograríamos. Después de que haga eso, creo que regresará a la tierra para reanudar su anterior misión aquí. Pero no impedirá el mal; permitirá que el diablo tenga su día por un tiempo. Créame, ¡no quiero estar en la tierra cuando el diablo lo tiene! Me parece bastante malo como lo es hoy; así que no quiero estar aquí cuando se lo entregue.
John F. Walvoord y Roy B. Zuck de la Facultad del Seminario de Dallas escriben esto.
El Espíritu Santo de Dios es la única Persona con suficiente poder (sobrenatural) para hacer esta restricción. Algunos objetan que esto sea el Espíritu Santo sobre la base de que katechon en 2 Tesalonicenses 2: 6 es neutro ("lo que lo detiene"). Pero esto no es un problema por dos razones: (a) El neutro a veces se usa por el Espíritu Santo (Juan 14: 26; Juan 15: 26; Juan 16: 13-14). (b) En 2 Tesalonicenses 2: 7 las palabras son masculinas: ho katechōn, el que... lo detiene. ¿Cómo lo hace? A través de los cristianos, en quienes Él habita y a través de los cuales trabaja en la sociedad para contener la marea creciente de una vida sin ley. ¿Cómo se le quitará del camino? Cuando la iglesia abandone la tierra en el Rapto, el Espíritu Santo será quitado del camino en el sentido de que Su ministerio es lo único que restringe la iniquidad a través del pueblo de Dios será quitado (véase Génesis 6: 3). La remoción del que lo detiene en el momento del Rapto obviamente debe preceder al día del Señor. El razonamiento de Pablo es, por tanto, un fuerte argumento para el Rapto pretribulacional: los tesalonicenses no estaban en la Gran Tribulación porque el Rapto aún no había ocurrido.
Entonces lo que lo detiene es el Espíritu Santo morando en los creyentes, y cuando ocurra el arrebatamiento, lo que lo detiene es quitado, y el Anticristo puede manifestarse en toda su plenitud.
De ahí que el segundo suceso que debe ocurrir es el arrebatamiento de la iglesia.
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