sábado, 10 de octubre de 2020

Las 24 Leyes de la Hermenéutica - Clase 5 - Las Reglas de la Hermenéutica - Segunda Parte



Clase 5
Las Reglas de la Hermenéutica
Segunda Parte
 
REGLA #5
LOS EJEMPLOS BÍBLICOS SÓLO TIENEN AUTORIDAD CUANDO LOS REFUERZA UN MANDATO ESPECÍFICO
 
Mientras leemos la Biblia, es obvio que no debemos seguir el ejemplo de todos los personajes con que te encuentres.
 
No tenemos que seguir el ejemplo de Moisés y confrontar a los dirigentes de Egipto. No debemos seguir el ejemplo del rey David y cometer adulterio o asesinar; ni tener mil mujeres como Salomón. Ni mucho menos el ejemplo del apóstol Pedro al negar a Cristo, como tampoco perseguir a la iglesia como lo hizo Saulo antes de encontrarse con Jesús.
 
Pero por otro lado, la Biblia está llena de ejemplos que sí son dignos de imitación. Pero debemos tomar en cuenta de que solo debemos seguirlos si ilustra y tiene el refuerzo de mandato bíblico.
 
Por otro lado,  ciertos ejemplos de la Biblia que no son apoyados por mandatos específicos pueden tener algún valor para nuestras vidas porque pueden verificar o ratificar que sientes es la dirección del Señor para tu vida.
 
O, un ejemplo bíblico puede tener una aplicación plena de significación para tu propia vida.
 
Un evangelista puede ver en los ejemplos de Felipe, tanto en Samaria como con el etíope la manera como debe de ministrar a la gente, tanto masiva como individualmente.
 
Lo que si no tenemos que hacer es poner las aplicaciones de nuestra propia vida, o experiencia personal en las vidas de otras personas.
 
Por ejemplo, si has decidido seguir el ejemplo de Jesús y mantenerte soltero, no deberías estar animando, en realidad molestando, a otros para que sigan tu ejemplo.
 
Cada creyente debe extraer su propia aplicación individual de estos ejemplos bíblicos que no tienen un mandato que los refuerce, siempre y cuando no vaya en contra de los mandatos de la Biblia.
 
Por ejemplo, es incorrecto aplicar que podemos tener simultáneamente dos esposas como Jacob, cuando ni la Biblia ni las leyes actuales lo permiten.
 
La Biblia es nuestra única regla de fe y de práctica cristiana.
 
 
REGLA #6
EL PROPÓSITO PRIMORDIAL DE LA BIBLIA ES EL DE CAMBIAR NUESTRAS VIDAS Y NO EL DE AUMENTAR NUESTROS CONOCIMIENTOS
 
El propósito de estudiar la Biblia no es llenar nuestra cabeza de conocimientos sino que transforme nuestras vidas.
 
Como dijo Pablo en 1 Corintios 8:1: “El conocimiento envanece,  pero el amor edifica.”
 
En el verso 11 de 1 Corintios 10, Pablo concluye su relato de lo que le sucedió a Israel diciendo: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo,  y están escritas para amonestarnos a nosotros,  a quienes han alcanzado los fines de los siglos.”
 
Lo que está escrito en la Biblia tiene el propósito de enseñarnos, de que nos sirva de ejemplo para aplicarlo en nuestra vida diaria.
 
Pablo le dijo a Timoteo acerca de la Biblia y lo que debe hacer en el creyente: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena
obra" (2 Timoteo 3:16, 17).
 
Por eso debemos dirigirnos a ella interpretándola correctamente con la ayuda del Espíritu Santo para permitir que cambie nuestras vidas.
 
 
REGLA #7
CADA CREYENTE NACIDO DE NUEVO TIENE EL DERECHO Y LA RESPONSABILIDAD DE INVESTIGAR E INTERPRETAR LA PALABRA DE DIOS POR SÍ MISMO
 
Jesús le dijo estas palabras a los judíos en la que los animaba para investigar lo que dice la Biblia: “"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5:39).
 
Varias veces escuché a Kenneth Hagin decir: “Vayan a sus casas e investiguen lo que les estoy diciendo, si no se encuentra en sus Biblias, deséchenlo.”
 
Ese es un espíritu correcto, debemos animar siempre a la gente a que ellos estudien la Biblia por si mismos en sus casas.
 
Otra cosa que decía era esta: “Las personas comen por lo menos 3 veces al día, pero al momento de leer la Biblia solo comen un lonchecito frío una vez por semana.”
 
No basta con escuchar la Biblia una vez por semana en el culto del domingo, debemos estudiar cada día la Biblia para permitirle que cambie nuestras vidas.
 
Durante mis 30 años de creyente, he conocido muchísima gente que ha empezado y se ha quedado en el camino; una cosa he visto en todas, no tomaron tiempo para la Palabra de Dios.
 
Yo me recuerdo, como un jovencito de 17 años terminando el colegio, estudiando mi Biblia y memorizando versos, colocando un fundamento que me ha servido toda la vida.
 
Como vimos en 2 Timoteo 2: 15: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad".
 
Me gusta mucho como lo pone la Versión King James: “Estudia con diligencia para mostrarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que divide correctamente la Palabra de verdad”.
 
Debemos estudiar la Palabra de Dios, pasar tiempo con ella, dejando que cambie nuestras vidas.
 
Como Pablo le dijo a los colosenses: "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3: 16).
 
Una cosa muy importante es que tengas un pastor y asistas a una iglesia; pero eso no quita tu responsabilidad de comparar estas verdades con lo que
descubras en tu propio estudio bíblico y de formar tus propias convicciones.
 
Esto fue lo que hizo la gente de Berea cuando escuchó a Pablo: "Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así" (Hechos 17: 11).
 
Los nobles bereanos recibieron la enseñanza de Pablo con mentes abiertas y mucha atención. Pero no se quedaron allí, sino que según Pablo predicaba, ellos escudriñaban las Escrituras diariamente "para ver si estas cosas eran así".
 
Debemos tener esa actitud; escuchar atentamente la Palabra y luego estudiar la Biblia por nuestra cuenta para formar luego nuestras propias convicciones.
 
No seamos como la gente de las sectas, que solo escucha sin pasar tiempo para estudiar y compararlo con la Palabra de Dios: dediquemos nuestro tiempo y atención a la Palabra de Dios.
 
 
REGLA #8
LA HISTORIA ECLESIÁSTICA TIENE IMPORTANCIA, PERO NO ABSOLUTA, EN LA INTERPRETACIÓN DE LAS ESCRITURAS.
 
No debemos desechar la historia de la iglesia, ya que ella nos trajo las bases de lo que creemos de acuerdo a la interpretación que le dieron a la Biblia en sus tiempos.
 
Pero debemos tener en cuenta varias cosas, ya que no podemos tomar todo como cierto a menos que lo hayamos comparado minuciosamente con la Biblia y nos demos cuenta de que es cierto.
 
Por eso, podemos concluir que la iglesia no debe determinar lo que enseña la Biblia, sino que la Biblia determinará lo que enseña la iglesia.
 
Las interpretaciones de la iglesia sólo tienen autoridad en cuanto armonicen con las enseñanzas de la Biblia en su totalidad.
 
Si no esta escrito en la Biblia, por más piadosa que sea una enseñanza o costumbre, debemos desecharla.
 
Pero por otro lado, debemos aprender de la historia y reconocer su importante contribución a nuestra fe, y recordar que la Biblia es el único árbitro final en todo lo que a fe y práctica cristianas se refiere.
 
Así que comparemos la enseñanza histórica de la iglesia con lo que está escrito en la Biblia.
 
REGLA #9
LAS PROMESAS DE DIOS A TRAVÉS DE LA BIBLIA ESTÁN A DISPOSICIÓN DEL ESPÍRITU SANTO PARA LOS CREYENTES DE TODOS LOS TIEMPOS.
 
Una cosa en cuanto a las promesas de Dios es que algunas fueron específicas para algunas personas, mientras que otras son generales para todos los creyentes; por ese motivo debemos entender cuando y porque fueron dadas para poder aplicarlas en nuestra vida.
 
Tengamos en cuenta que así como es esencial interpretar correctamente un pasaje antes de aplicarlo, también es esencial interpretar correctamente la promesa antes de hacerla nuestra.
 
El Señor requiere que actuemos con fe; y nos da sus promesas como herramientas valiosas para ayudarnos a caminar en la vida cristiana
 
Por eso debemos aprender a interpretarlas correctamente para poder aplicarlas correctamente a nuestras vidas y reclamarlas como nuestras.
 
Por ejemplo, Dios le prometió a Abraham que sería padre de naciones, no podemos aplicarlo a nuestra vida y decir que seremos padres de naciones.
 
Pero hay hechos y promesas generales de la Biblia que están disponibles para nosotros.
 
Esto es lo que Pedro nos dijo en su Segunda Epístola: "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia" (2 Pedro 1:3-4).
 
Dios ya nos dio todas las promesas necesarias para vivir como Dios manda, como dice la Nueva Versión Internacional; el asunto es entenderlas y aplicarlas a nuestra vida.
 
Así que si encuentras una promesa y la aplicas correctamente, reclámala por fe si temor porque fiel es el que prometió.

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